¿Por qué un cuadro o una escultura alcanzan precios tan elevados? ¿Qué les hace tener ese costo? Éstas y otras preguntas fueron el quid que llevó al artista Miguel Peraza a investigar y las respuestas quedaron impresas en el libro “El arte del mercado en arte”, que llegó a la 28 Feria Universitaria del Libro (FUL 2015) realizada del 21 al 30 de agosto pasado en la Ciudad del Conocimiento de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), auspiciante de la feria gracias a su Patronato y a Conaculta.
El libro llegó renovado pero no como una novedad, pues se trata de una tercera coedición de Miguel Ángel Porrúa y de la UAEH, ya que la tesis principal del volumen no ha perdido vigencia, sino que se han reforzado sus contenidos.
Mario Maldonado Reyes, Coordinador de la licenciatura de Artes Visuales, del Instituto de Artes (IA) de la UAEH, fue el presentador de la obra ante los asistentes al auditorio “Josefina García Quintanar” del Polideportivo Carlos Martínez Balmori, repleto de estudiantes de artes, acompañados de sus autoridades académicas y profesores.
Sobre su libro “El arte del mercado del arte”, el escultor Miguel Peraza, enfatizó que este libro sólo se actualizó en cuestión de precios, pero que los mecanismos de mercantilización del arte que han disparado el costo de ciertas obras, sigue inalterable. Por lo demás, todo sigue igual que en la primera edición aparecida en 1990.
En el texto, realizado en coautoría con el poeta Josú Iturbe, se detalla la investigación sobre el comercio del arte, la mercadotecnia del arte, los productores de arte, cómo determinar el precio, cómo se distribuyen las obras artísticas; galerías, corredores y subastadores, así como coleccionistas y museos. Además cuenta con un útil índice de los artistas más cotizados y los 50 cuadros más caros del mundo.
En la introducción del texto el autor advierte acerca del vacío bibliográfico existente acerca del objeto de arte considerado como una mercancía en un medio económico y como él, habiendo estudiado como primera carrera Economía, y siendo su vocación la de artista, puso a aquella al servicio de ésta.
Pero, ¿quién es Miguel Peraza? “El maestro Peraza es un escultor que encuentra en los espacios vacíos y en la inutilidad de las máquinas inacabadas, una fuente de expresión, como ocurrió antes con otros grandes de la escultura, recordemos, por ejemplo, a Alexander Calder o a Marcel Duchamp. La obra de Peraza transciende sin duda en el cosmos…”, ha dicho su coautor, el poeta Josú Iturbe.
Miguel Peraza tiene en su haber más de treinta y cinco años de desarrollo artístico incesante y sus obras públicas se localizan en avenidas, jardines, universidades, instituciones públicas y privadas de diferentes ciudades del mundo; hay 350 coleccionistas que poseen obras de caballete del maestro Peraza. A lo largo de su carrera ha conjuntado la manifestación artística, la labor docente y la producción editorial.
Su arte es tanto abstracto como figurativo y experimenta estéticamente, mezclándolos en ocasiones; lo ha desarrollado también en el arte industrial; y sus preocupaciones se han enfocado a la teoría del color, el equilibrio geométrico entre otras propuestas estéticas que arrancaron cuando en 1975 creó su primera escultura. Ha participado en múltiples colecciones individuales y colectivas en algunos países como Colombia, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Francia, Bélgica, Holanda, Emiratos Árabes Unidos y México.
Además, Miguel Peraza es el curador de las obras de arte del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México desde 1995. Coordinador fundador de la Cátedra Humanitas y de la colección de publicaciones de investigación Humanidades Tec, de la misma Institución, coeditadas con el Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa. Su labor creativa de los últimos 25 años está relacionada con el paisaje urbano y la exaltación de la vida cotidiana.
El profesor Mario Maldonado Reyes señaló al comenzar la presentación que el documento del escultor parte de la columna vertebral de la Teoría del Arte y que como pocos trabajos sobre esta disciplina, sí intenta vislumbrar qué es el objeto artístico y quién lo produce, quién es el espectador y cómo lo consume, es decir, ver la actividad mercantil en torno al objeto artístico en este momento histórico y cómo se ha desarrollado esta relación. “Se trata de mostrar una perspectiva algo más fría y distante de la que comúnmente observamos acerca de la actividad mercantil del arte”.
El libro consta de 11 capítulos, más dos anexos que se distribuyen a lo largo de 146 páginas, en ellos se desarrolla el análisis que Miguel Peraza concibió desde su ojo de escultor y economista en que se puede decantar que los disparatados precios que algunas obras han alcanzado, no son sino huella de un calentamiento del mercado frente a la inestabilidad de los mercados especulativos; así, el arte como el oro, se vuelve un polo de atracción para las inversionistas en búsqueda de seguridad financiera.
Por ejemplo, a finales del siglo XX se creía que ninguna obra de arte, por muy consagrado que fuera su creador, rebasaría los 100 millones de dólares, pero lo que en realidad sucedió es que varías pinturas de arte moderno ya se han cotizado en más de este límite, lo que, al entender de Peraza e Iturbe, es una huella del mercado del arte en expansión.
Y, como indica Aida Sierra, prologuista de la segunda edición del libro, aparecida en 1998: “El recorrido de este libro muestra el aspecto especulativo, a partir de la óptica financiera, de las artes plásticas como mercancías cuya demanda es atípica en comparación con otros productos o bienes culturales, de su juego en la sociedad y del papel que el Estado desempeña dentro de ésta. También se analiza los nuevos medios de difusión y soportes del arte visual, como son la instalación, el performance, la realidad virtual, el internet al tiempo que va prospectando el sentido que éstos pueden tener dentro del mercado del arte”.
Lo que el libro aclara es que es el mercado donde el arte realmente se mueve y tiene éxito quien más vende; ante tal circunstancia muchas veces puede o no ser coincidente que los verdaderos valores culturales empaten con los económicos, en virtud de que los encargados de calificar el arte, como son los críticos, los museos, las publicaciones especializadas, etc., se encuentran muy relacionadas con los canales de distribución, que no producen el arte, pero lo mercadean: galerías, corredores y subastadoras.
De tal modo que al investigar el pasado y el presente de cómo se vende, adquiere o comercializa el objeto artístico, “no es difícil colegir que lo que podría ser un mercado primario – de ventas directas, sin intermediarios— se ha convertido en una especie de mercado secundario, en el que los precios en cascada van en aumento, aumentando las utilidades al mismo ritmo que los intermediarios otorgan rango y precio; como quien dice, invirtiendo en la carga de atributos del producto artístico mismo”.
Y concluyen: “A mayor conocimiento de la estructura del mercado, mayor participación y, por tanto, beneficio; así que sería muy beneficioso para los artistas que las instituciones promocionarán definitivamente el arte, consiguiendo no sólo el prestigio cultural, sino también la carga de atributos (valoración e inversión) para exportar el producto artístico nacional”.
(FUL)