La Universidad de Santiago de Chile, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt) y el Instituto Antártico Chileno (Inach), lleva a cabo importantes estudios en el continente blanco. Entre los más ambiciosos destacan aquellos liderados por el investigador del Departamento de Física de la Corporación, Raúl Cordero.
Estas investigaciones están relacionadas con la climatología de la radiación ultravioleta (UV), y buscan caracterizar la influencia de los factores que la determinan, como son el ozono, la nubosidad y la reflectividad. Este último factor es conocido como albedo y es particularmente alto en zonas cubiertas por nieve o hielo como la Antártica.
Destaca el Dr. Cordero que “una mejor comprensión de la climatología UV a escala continental, requiere mediciones a distintas latitudes, dentro y fuera del círculo polar antártico”. Respondiendo a este reto, la U. de Santiago instaló recientemente una estación de monitoreo de radiación UV, anexa a la Estación Profesor Julio Escudero del Inach en la Isla Rey Jorge (a unos 900 km. al sur de Punta Arenas).
La estación se encuentra fuera del círculo polar antártico, en una zona “caliente”, es decir, en una de las áreas del planeta en las que se ha reportado un cambio climático más acelerado, y está diseñada para permitir a científicos y estudiantes, nacionales y extranjeros, el monitoreo continuo de la radiación UV.
Aunque el despliegue de una estación de monitoreo UV dentro del círculo polar antártico aún no se concreta, investigadores de la Institución, dirigidos por el Dr. Cordero, han realizado campañas de medición tendientes a validar estimaciones satelitales de radiación UV y ozono en la zona. Por ejemplo, a fines del año pasado se llevaron a cabo por primera vez mediciones de la radiación UV y el albedo en el campamento “Glaciar Unión”, ubicado en la zona sur de las Montañas Ellsworth, a unos 3 mil km. al sur de Punta Arenas y a sólo mil km. del Polo Sur.
Comenta el Dr. Cordero que “los esfuerzos de la Universidad apuntan al desarrollo de una red propia de monitoreo de radiación solar en la Antártica, que complemente la existente red dependiente de la norteamericana ‘National Science Fundation’. Esta red, de la que la estación en Escudero es el primer paso, permitirá a Chile no sólo aportar significativamente a la caracterización de la climatología UV, sino a la mejor comprensión de la interrelación entre la Antártica y el clima global”.
Cambio Climático
La disminución de la capa de ozono ha sido hasta ahora el factor dominante en los incrementos de la radiación UV en la Antártica. Sin embargo, como consecuencia del cambio climático, los otros parámetros importantes que determinan la radiación UV (las nubes y el albedo) podrían cambiar significativamente. De acuerdo al Dr. Cordero, “las consecuencias de cambios en el albedo en la Antártica son particularmente importantes y van más allá de variaciones locales en la radiación UV. El balance de energía del continente antártico, y por lo tanto el clima del planeta, depende del albedo antártico”.
El continente Antártico ocupa casi el 10 por ciento de la superficie total de la tierra y al modular los intercambios de calor, humedad y gases entre la atmósfera y el océano, se constituye en un agente de cambio climático global. Alteraciones en las condiciones climáticas imperantes en la Antártica (provocadas, por ejemplo, por un cambio de temperatura) pueden detonar mecanismos que aceleren el cambio climático.
Explica el Dr. Cordero que “a medida que la Tierra se calienta, el albedo antártico disminuye y la superficie refleja menos radiación al espacio, absorbiendo por tanto más energía y contribuyendo al cambio climático.
Si aumenta la temperatura en regiones polares se puede esperar tanto una disminución del albedo en algunas áreas (debido a la fusión del hielo y la nieve) como un aumento en otras áreas (debido a nevadas causadas por el aumento de las precipitaciones). Más derretimiento de nieve y hielo, así como más vapor de agua y más nubes, pueden conducir a cambios en el albedo de la Antártica y a alteraciones en el balance energético global”.
Debido a la interrelación entre la Antártica y el clima global, la red de monitoreo de radiación que desarrolla la U. de Santiago de Chile en la Antártica estará equipada también con instrumentación para el monitoreo continuo del albedo, no sólo en el rango UV sino también en el infrarrojo. “Para un país vulnerable a cambios en el clima como Chile, la investigación destinada a comprender el clima antártico y sus procesos debiera ser una prioridad, y eso explica el énfasis dado a la ciencia Antártica en nuestra universidad”, señala el científico.
La Universidad de Santiago en la Antártica
El Dr. Cordero subraya que la Institución realiza investigación en zonas antárticas y sub antárticas en casi todas sus facultades. “En efecto, nuestras investigaciones van desde el hielo y la nieve de la superficie (la criósfera), pasando por la atmósfera y la biósfera, hasta la magnetósfera, e implican mediciones desde escalas meteorológicas sinópticas, a escalas moleculares. En la Universidad tenemos colegas que han liderado la investigación antártica chilena por décadas, pero además en los últimos años se ha realizado un esfuerzo importante por incorporar científicos extranjeros de primer nivel”, comenta.
El propio Dr. Cordero es uno de los co-autores de la última edición del “Ozone Assessment”, publicación de la Organización de las Naciones Unidas que, cada cuatro años, reporta los avances en la aplicación del Protocolo de Montreal firmado en 1989 y que regula la emisión de gases anti ozono en el mundo.
Sin embargo, el científico prefiere destacar el compromiso institucional por sobre logros individuales.
“Asegurar la sostenibilidad a largo plazo del país requiere una mejor comprensión del rol de la Antártica en el clima global, y los efectos del cambio climático en la Antártica. Nuestra Universidad no sólo ha entendido la importancia de la investigación polar para Chile, sino que además ha dado un paso al frente para liderarla”, concluye.