José Miguel Jiménez Bustamante, utilizando la cáscara y la corona de la piña logró producir carbón activado, el cual se utiliza en la remoción de contaminantes en las plantas potabilizadoras de agua y en el sector salud para eliminar los olores emitidos por heridas gangrenadas.

De acuerdo al Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el año pasado se registró una producción de poco más de 771 mil toneladas de piña, de las cuales sólo más de 500 mil son procesadas y el sobrante se pudre, esto último favorece la presencia de plagas que afectan la ganadería, “demuestra que no hay un control o plan de manejo efectivo que disminuya la contaminación”, comentó.

Cabe mencionar que la página oficial del SIAP (www.siap.gob.mx) muestra que el año pasado tan sólo el estado de Veracruz tuvo una producción de 542 mil 657 toneladas de piña, lo que representa 71 por ciento del total de la producción nacional.

José Miguel Bustamante es egresado del programa educativo de Ingeniería Ambiental de la Universidad Veracruzana (UV), y su desarrollo del carbón activo con desechos de piña lo presentó como trabajo recepcional.

El invento de José Miguel Jiménez de inicio implica un mayor aprovechamiento de la piña, pues de sus desecho sólo se usa la corona para replantar el fruto, pero en una cantidad menor, porque además –a contracorriente de lo que la mayoría de las personas podría pensar- los desechos orgánicos pueden ser benéficos para el suelo, sin embargo Jiménez Bustamante explicó que los residuos de piña pueden ser malignos para la tierra debido a su acidez.

“El pH de la piña es muy ácido y los suelos para ese cultivo tienen que ser ácidos, provocando en ellos erosión y al paso de los años dejan de ser productivos, son contaminados por el uso constante de fertilizantes altamente tóxicos. Al final sólo quedan suelos porosos que permiten la filtración de químicos que alteran las propiedades nutritivas del suelo y que llegan a las corrientes subterráneas, produciéndose una fuerte contaminación”, advirtió.

Por ello consideró que es necesario implementar medidas que ayuden a tener un manejo adecuado de todos los desechos orgánicos, no sólo de la piña sino de otros cultivos, y una de ellas puede ser la producción de carbono activado a partir de las cáscaras y corona de la piña.

 

Carbón activado para remoción de contaminantes

José Miguel Jiménez dijo que el proyecto de investigación “Aprovechamiento de residuos celulósicos de piña para la producción de carbón activado” surgió a partir de una visita que realizó a la planta de jugos ubicada en Isla, Veracruz, donde constató que los camiones transportaban grandes cantidades de cáscara de piña que no tienen un manejo adecuado al ser depositadas en el suelo.

“Los suelos donde son depositados los residuos de la piña están muy contaminados, dado que la putrefacción de las cáscaras facilita la penetración de las sustancias tóxicas que contienen los fertilizantes, ocasionando una contaminación mayor, de ahí surgió la inquietud de investigar si la piña era capaz de producir el carbono activado.”

Detalló que el trabajo tuvo una duración de seis meses, periodo en el que hizo un recorrido para obtener los residuos, posteriormente activarlos para producir el carbón, que fue envasado herméticamente y evaluado en un proceso de entre cinco y seis meses.

Explicó que por su composición se usó principalmente la cáscara y la corona (residuos celulósicos) de la piña, que mediante una activación química producen carbón activado de buen rendimiento que puede tener diferentes aplicaciones en la reducción de contaminantes.

“Para reutilizar los desechos se requiere de equipo adecuado, por ejemplo a nivel industrial se puede echar mano de hornos que cubran con los requerimientos de temperatura, de eliminar gases y líquidos para tener un producto completo”, agregó.

Entre las principales aplicaciones, enumeró, están la remoción de contaminantes como olor, color, sabor y algunos metales pesados; también es utilizado en las plantas purificadoras de agua, en la industria textil y minera, y en el sector farmacéutico para purificar algunos medicamentos y eliminar olores emitidos por heridas gangrenadas.

“Es una aplicación que nos puede ayudar mucho a eliminar residuos que contaminan el suelo y aguas superficiales que existen principalmente en la zona del Papaloapan”, reiteró.

Apuntó que puede ser un proyecto económicamente viable, dado que genera un producto de valor comercial a partir de los residuos de la piña, al mismo tiempo se contribuye con la descontaminación, principalmente de aguas residuales, purificación de agua, entre otros.

“Debemos buscar aplicaciones en los residuos agroindustriales que producen una gran contaminación ambiental como la cáscara de naranja, la caña de azúcar o el frijol a fin de ser aprovechados para mitigar la contaminación ambiental que se vive actualmente”, finalizó.

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