Clarión es la isla mexicana más distante de la costa, a unos mil kilómetros al oeste de Manzanillo, Colima, y en este sitio fue colectada hace 79 años una culebra nocturna cuyas características la hacían única, pero de la que no hubo más registros posteriores por la comunidad científica nacional e internacional.
La isla forma parte del archipiélago de Revillagigedo, tiene una extensión menor a los 30 kilómetros cuadrados.
En 2013 un grupo científico detectó durante una estancia en Clarión aquella especie de culebra nocturna, a la que corresponde el nombre Hypsiglena unaocularus. El hallazgo fue dado a conocer en la prestigiosa revista científica PLoS ONE, en mayo de 2014 y de entonces a la fecha se ubica entre el cinco por ciento de artículos científicos más leídos por el público entre todas las revistas monitoreadas por el servicio Altmetric.
La culebra nocturna de Clarión es genéticamente diferente a las que existen en territorio continental. Curiosamente esta especie y la llamada chicotera sólo habitan en el Archipiélago de Revillagigedo.
“Este logro, fruto de la colaboración científica, demuestra que en las islas mexicanas aún hay tesoros por descubrir, en forma de biodiversidad. La culebra de isla Clarión, por ejemplo, es un tesoro que en toda la historia de la humanidad solo ha sido observado en la vida silvestre por cinco personas”, refiere sobre la importancia del descubrimiento Juan Esteban Martínez-Gómez, investigador del Instituto de Ecología (Inecol).
El ecologista, quién organizó la expedición científica que encontró al espécimen, explica que tras el análisis del ADN del ofidio de Clarión se sabe que es una especie diferente y está relacionada con las culebras nocturnas que habitan Sonora y la isla Santa Catalina, a más de 800 kilómetros de distancia del archipiélago de Revillagigedo.
Resalta que probablemente el ancestro de esta culebra llegó hasta isla Clarión hace miles de años viajando en un tronco arrojado al mar por una crecida de río en lo que ahora es el límite de los estados de Sonora y Sinaloa. Este evento pudo arrastrar a uno o varios ejemplares de Hypsiglena unaocularus por el Mar de Cortés y de allí las corrientes marinas las llevaron a su nuevo hogar.
Historia de sobrevivencia
Esta especie endémica de isla Clarión pertenece a la familia Colubridae. Al alcanzar el tamaño adulto mide entre 40 y 45 centímetros de longitud, es de color café oscuro y presenta manchas en la cabeza y cuerpo. No es peligrosa para los seres humanos, aun cuando posee una toxina que le permite inmovilizar a sus presas, como lagartijas e insectos, y digerirlas, como sucede en muchas culebras.
“Estas exploraciones nos permiten conocer la diversidad biológica para después entender lo que estas especies hacen o tienen y que puede ser útiles en otros ámbitos, es decir, lo que se ha reconocido como bio-mimetismo, un área en la que el Instituto de Ecología está incursionando.
“El redescubrimiento de la culebra de Clarión permitió corroborar su existencia y su estudio genético, por eso pudimos reconocer que era una especie nueva con una historia evolutiva de muchos miles de años”, especifica el doctor Martínez Gómez.
Estudios históricos apuntan a que en 1936 durante su visita a la isla Clarión, el naturalista estadunidense William Beebe vio un solo ejemplar de culebra nocturna con rasgos distintos a la especie que había observado durante sus caminatas diurnas en esa isla. Colectó al espécimen y lo alojó en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York sin saber cuál era su clasificación taxonómica.
Durante las décadas siguientes, las expediciones científicas a la isla Clarión no dieron cuenta de aquella culebra nocturna, como tampoco los marinos mexicanos que habitaron el territorio insular desde los años setenta. Bayard Brattstrom, en 1953, visitó la isla por tres días y no pudo encontrar al ofidio, lo cual le hizo suponer que el registro de Beebe era erróneo.
No obstante, Daniel Mulcahy, un investigador del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano, contactó a Martínez-Gómez para discutir este caso. Después de revisar las notas del Beebe y el espécimen los dos científicos se convencieron de la existencia de esta culebra.
Así, Martínez-Gómez se dio a la tarea de conjuntar un equipo de trabajo del que formaron parte Gustavo Aguirre León, herpetólogo experto en las zonas desérticas de México, también del Inecol y Juan A. Cervantes Pasqualli, estudiante de posgrado de la misma institución. El grupo fue acompañado por un observador del Instituto Oceanográfico del Pacífico de la Secretaría de Marina.
La expedición se llevó a cabo en mayo de 2013 con el exitoso resultado. Al respecto, el doctor Aguirre León, herpetólogo de Inecol señala: “La culebra de Clarión enriquece la lista de aproximadamente 350 especies de serpientes que habitan en territorio mexicano”.
Juan Esteban Martínez-Gómez añade “El redescubrimiento de esta especie de culebra marca un acontecimiento extraordinario que debe contribuir a reforzar las estrategias de conservación y la restauración de los ecosistemas insulares. Las extinciones son consecuencia de la pérdida de hábitat, del calentamiento global, de las enfermedades infecciosas y de la introducción de especies exóticas por los humanos, entre otras causas. Los ecosistemas insulares son sumamente vulnerables a las perturbaciones del ambiente y se debe promover la cooperación interinstitucional para salvar los tesoros biológicos que albergan las islas mexicanas”.
(Agencia ID)