Desde la antigüedad, los mercenarios -a menudo superiores a los soldados locales- han jugado un papel importante en los conflictos humanos.
Un equipo de investigación que trabaja en el STRI (siglas en inglés de Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales) descubrió que este esquema se repite entre algunas especies de hormigas.
Las hormigas agricultoras, Sericomyrmex amabilis, albergan -incluso sin pedirlo- una especie de hormigas mercenarias mejor armadas, las Megalomyrmex symmetochus, que salen a su rescate cuando sus jardines de hongos son invadidos por una tercera especie, las Gnamptogenys hartmani.
«Las reinas de las hormigas mercenarias parásitas recién apareadas entran sigilosamente y establecen sus colonias en los jardines de hongos que cultivan las hormigas que las hospedan», comentó Rachelle Adams del laboratorio Jacobus Boomsma en la Universidad de Copenhague. Adams es la autora principal del informe publicado en noviembre de 2013 en PNAS.
Junto a coautores de Copenhague y del Departamento de Química en el Instituto Militar de Virginia, encontró que las hormigas mercenarias parásitas usan sus potentes químicos llamados alcaloides para defender a las colonias de su anfitrión frente a las hormigas depredadoras que las asaltan, las Gnamptogenys hartmani. Los atacantes pueden apoderarse de los jardines de hongos y nidos de las Sericomyrmex.
Durante un ataque, las mercenarias demostraron ser mucho más eficiente que las hormigas anfitrionas en matar a las depredadoras asaltantes. Incluso un número moderado de hormigas huéspedes parásitas puede proporcionar protección contra ataques de depredadoras, reduciendo la mortalidad de las hormigas anfitrionas.
Sin embargo, las hormigas anfitrionas pagan un alto precio por la ayuda. Las mercenarias obstaculizan el crecimiento de colonias de sus anfitriones al alimentarse de las crías de las mismas – los huevos y las larvas – y cortando las alas de las reinas vírgenes anfitrionas, posiblemente, para retenerlas como fuerza de trabajo adicional en lugar de dejar que se dispersen.
Además, los autores demostraron que las hormigas invasoras exploradoras prefieren reclutar de las colonias de hormigas que cultivan hongos cuyo olor indicó que no había hormigas mercenarias dentro.
La inspiración para este proyecto fue el resultado directo del apoyo brindado por la Universidad de Copenhagen y STRI al curso de postgrado Ecología y evolución del comportamiento tropical, ofrecido en 2011, 2013 y programado para 2015. Dos estudiantes de Copenhagen del año 2011 son autores secundarios en el estudio.