Las ranas Túngara macho llaman desde los charcos para atraer a las hembras. La producción del llamado crea ondas que se extienden a través del agua. Los investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá revelaron que estas ondas son utilizadas por otras ranas macho para evaluar el nivel de competencia en el charco. Desafortunadamente para las ranas, su principal depredador, un murciélago que se alimenta de éstas, también detecta las ondas, haciendo de las ranas una presa más fácil.

El sonido tún-gara de una pequeña rana de la selva conocida por los científicos como Physalemus pustulosus ha sido comparada con el plumaje de un pavo real. Las ranas hembra son atraídas en gran número a los estanques desde los que los machos llaman noche tras noche. Pero estos llamados también hacen que sea más fácil que los murciélagos que se alimentan de ranas, los Trachops cirrhosus, encuentren a sus presas. Un reciente trabajo de un equipo del Smithsonian en Panamá, la Universidad de Leiden, la Universidad de Texas en Austin y la Universidad de Salisbury en Maryland demuestra que está sucediendo mucho más que esto.

«Es comparable al uso de la lectura de labios», comentó el becario postdoctoral del Smithsonian en Panamá, Wouter Halfwerk de la Universidad de Leiden. «Mientras que el sonido es el componente más obvio de la comunicación de las ranas, las ondas inducidas por los llamados alteran el comportamiento de los machos que las perciben y que compiten entre sí. Los murciélagos perciben las ondas también, usando eco-localización, lo que muestra que los costos asociados a la comunicación se pueden imponer a través de un dominio sensorial que es fundamentalmente diferente al receptor previsto del llamado de la rana».

Las ranas macho que compiten entre sí aumentaron su tasa de llamados por más del doble cuando se les presentaron ondas y sonido en lugar de sonido por sí solo. Los machos dejaron de llamar cuando estaban dentro de una zona de 7.5 centímetros defendida por los rivales que generan ondas, lo que sugiere que las ondas se utilizan para las interacciones competitivas. Los machos no respondieron a las ondas solamente, lo que demuestra que las señales derivadas de ellas tienen que integrarse con el sonido que las acompaña para obtener la respuesta adecuada.

Los murciélagos prefirieron atacar a los modelos que hacían los llamados con ondulaciones en comparación con los llamados solamente. Sin embargo, cuando los investigadores agregaron hojarasca para simular las condiciones en algunas piscinas naturales, no hubo preferencia de ataque, presumiblemente porque las señales eco-acústicas se cortaban debido a los desechos, lo que los hace más difíciles de detectar por los murciélagos.

Otra peculiaridad es que las ranas no pueden detener inmediatamente las ondas inducidas por los llamados cuando se acerca un depredador. «Cuando un murciélago vuela cerca, la primera línea de defensa de la rana es dejar de llamar», comentó Rachel Page, científica del Smithsonian en Panamá. «Pero las ondas en el agua continúan durante unos segundos, dejando efectivamente una huella de detección para el murciélago que se acerca. Este estudio muestra lo importante que es mirar el cuadro completo —la percepción no sólo de las señales, sino también de sus sub-productos por distintos receptores a través de diferentes canales sensoriales puede generar costos y beneficios».

Este proyecto, publicado en la revista Science, fue posible gracias a fondos del Smithsonian en Panamá, la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. y la Organización Holandesa para la Investigación Científica y realizado con permisos de investigación emitidos por el Gobierno de Panamá.

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