Los quarks son las partículas elementales que constituyen el núcleo atómico, y el jaguar representa la complejidad del mundo que nos rodea –dice Murray Gell-Mann- autor del libro que lleva por título el mismo que encabeza este artículo, uno de los mejores textos de divulgación de la ciencia escritos hacia finales del siglo veinte. Gell-Mann afirma que el quark simboliza las leyes físicas básicas y simples que gobiernan el universo y toda la materia que éste contiene. La imagen del quark y el jaguar, evocada en el epígrafe de Arthur Sze, transmite la idea de lo simple y lo complejo; de un lado, las leyes físicas subyacentes de la materia y el universo, y del otro, el rico entramado del mundo que percibimos directamente –el jaguar en su entorno natural: la selva tropical- y del que formamos parte.
Así como el quark es un símbolo de las leyes físicas que, una vez descubiertas, aparecen diáfanas ante el ojo del científico, el jaguar puede tomarse como una metáfora de los sistemas adaptivos complejos que, hasta la fecha y aun cuando son extensamente estudiados, continúan eludiendo una formulación analítica clara –asevera Gell-Mann. (M. Gell-Mann: “El Quark y el Jaguar: Aventuras en lo Simple y lo Complejo”; Sexta Edición, Tusquets, 2007)
A partir de la consideración de que el quark es algo simple –aunque encuentro difícil aceptarlo- y que un jaguar en la noche de la selva es algo complejo, Gell-Mann reflexiona acerca de la complejidad, ese nuevo campo de la física y la matemática que se ha extendido a la biología, la economía, el arte y la psicología. En su reflexión, Gell-Mann intenta hacernos comprender las conexiones entre las llamadas leyes fundamentales de la física y la asombrosa diversidad del mundo, planteando preguntas tan sorprendentes como: ¿qué tienen en común un niño que aprende su lengua materna y una cepa de bacterias defendiéndose de un antibiótico?, o ¿en qué se parecen el investigador científico que tantea nuevas teorías y el artista que duda delante de sus obras?
Murray Gell-Mann es un hombre preocupado por la conservación del ambiente y por la supervivencia de la especie humana. Relata que en una de sus visitas a las selvas del sureste mexicano, se topó frente a frente con un jaguar que lo acechaba, metros adelante, en la vereda por la que caminaba. Inspirado en esta vivencia, y a partir de sus reflexiones sobre los fenómenos complejos, el último capítulo de su libro lo dedica al tema “Diversidad y sostenibilidad”; para lo cual parte de la siguiente consideración: “La información almacenada en tales sistemas en cualquier momento incluye contribuciones de toda su historia anterior. Esto es así en el caso de la evolución biológica, que ha progresado durante 4 mil millones de años, y también en el de la evolución cultural del Homo sapiens sapiens, que ha durado unos cien mil años…”
Más adelante insiste en la importancia de conservar los trópicos, pues señala que es en los trópicos donde los esfuerzos de conservación se hacen más necesarios. Allí existe la mayor diversidad de especies y también la mayor presión sobre los recursos naturales para cubrir las necesidades de una población humana en rápido crecimiento…La ciencia tiene un papel crucial en la conservación de los trópicos, pues el objetivo de la ciencia no es sólo acumular hechos, sino aumentar la comprensión descubriendo estructuras en la información y también, siempre que sea posible, proporcionar explicaciones para los fenómenos. La preservación de la diversidad biológica requiere un mayor conocimiento, tanto para que los conservacionistas tengan una idea acertada de cómo proceder como para que puedan demostrar que lo que hacen tiene sentido –concluye Gell-Mann.
Este Premio Nobel (Física, 1969), extiende su preocupación hasta incluir la preservación de la diversidad cultural: “Del mismo modo que es una locura tirar por la borda en unas pocas décadas la riqueza biológica que ha evolucionado a largo de millones de años, también lo es permitir la desaparición de la diversidad cultural humana, que ha evolucionado a largo de decenas de miles de años.”
En fin, amable lector, no me es posible extenderme más en citas y comentarios sobre este sorprendente libro, así que mejor lo invito a que lo lea.
Hay que reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.