La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países y que ha colocado “altos muros”.
Socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos, cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos. También atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que desalienta la inversión extranjera directa y a las pequeñas empresas nacionales les resulta a menudo imposible superar los «gastos iniciales» requeridos por la corrupción, apunta la posición oficial de la Organización de las Naciones Unidas (onu) al conmemorar el Día Internacional contra la Corrupción 2014, el cual tiene como lema “Rompe la Cadena de la Corrupción”.
El 31 de octubre de 2003, la Asamblea General aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción, que entró en vigor en diciembre de 2005, y para crear conciencia contra esta lacra y difundir el valioso papel de la Convención a la hora de luchar contra ella y prevenirla, la Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción.
“La corrupción es un fenómeno mundial que golpea muy especialmente a los pobres, obstaculiza el crecimiento económico incluyente y sustrae fondos sumamente necesarios de servicios esenciales. Desde que nacen hasta que mueren, millones de personas se ven afectadas por la sombra de la corrupción que se cierne sobre ellas”, apuntó Ban Ki-moon, Secretario general de la ONU.
Refirió que en 2015 con la nueva agenda para el desarrollo sostenible se busca empoderar a los individuos y unir los esfuerzos de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para ayudar a que millones de personas salgan de la pobreza, proteger el planeta y lograr prosperidad y dignidad para todos, pero para lograrlo “eliminar la corrupción y sus efectos perniciosos será fundamental para nuestro bienestar futuro”.
A fin de derribar los “altos muros” de la corrupción, instó a todas las naciones a que ratifiquen y apliquen la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción: “Los servicios públicos deben cumplir las normas más elevadas de integridad y asegurar que los nombramientos se basen en el mérito. Los funcionarios públicos, así como los funcionarios electos, deben guiarse por la ética, la transparencia y la rendición de cuentas”, puntualizó.
El sector privado también tiene un papel esencial que desempeñar, dijo, y refirió que comportarse correctamente es hacer un buen negocio. “Los grupos empresariales pueden transformar las medidas de lucha contra la corrupción en medidas de sólido apoyo al desarrollo sostenible”, insistió.