Mediante el ejercicio de la violencia,  el narcotráfico ha degradado severamente el  medio ambiente en Michoacán, sobe todo su ámbito ecológico, formas productivas, costumbres e identidad, aseveró el periodista Erick Alba.

El corresponsal de La Jornada en Michoacán participó en el Primer Coloquio de Conferencias Profesionales. La acción territorial como profesión, en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

El reportero sostuvo que el estado de ánimo de la población es de desolación, miedo, incertidumbre y pérdida de confianza en el sistema político y de gobierno, hecho que ha incidido en un gran quebranto económico y ecológico.

Los agentes de la delincuencia organizada ampliaron su esfera de negocio más allá de la comercialización de sustancias tóxicas: el control de todas las áreas productivas por medio del despojo: comercio, agricultura –aguacate, limón, maderas– artesanía, minería, industria, hotelería, turismo, entre otras; mientras el Estado omitió su deber de garantizar protección.    

Como impacto ambiental destaca la devastación forestal de extensas áreas para la explotación maderera y la siembra de aguacate y enervantes afectando a la mariposa monarca.

También ha profundizado la escasez de recursos para el sostenimiento de los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo que actualmente enfrentan crisis hídrica; deforestación por plagas, tala ilegal y cambio de uso de suelo; invasión de desplazados a Zonas Naturales Protegidas en la Costa y saqueo de huevo de tortuga, entre otros.

Para evaluar la problemática ambiental se carece de estudios sobre la degradación de las 30 áreas naturales protegidas en el estado de Michoacán, cuya extensión es de 13500 hectáreas.

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