La formación de líderes prosociales puede recomponer el tejido social, aumentar la calidad del acceso de los universitarios al campo laboral, y beneficiar a empresarios, estudiantes y docentes, apuntó la doctora Dolores Ayala Velázquez, coordinadora del Proyecto Spring en México.

El Proyecto Spring lo financia la Unión Europea y es lidereado por los doctores Pilar Escotorin Soza y Robert Roche Olivar, científicos sociales que integran el Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada (LIPA), de la Universidad Autónoma de Barcelona, centro donde se desarrolla; en este proyecto se integran dos universidades europeas y seis latinoamericanas, entre ellas la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Dolores Ayala informó que ya existe un grupo de docentes, empresarios –se tiene contacto con 30 empresas–, y estudiantes que han iniciado su formación como líderes prosociales.

La prosocialidad, indicó la académica galardonada con la Medalla al Mérito Universitario por la UAM, exige una acción horizontal de comunicación entre todos los actores de interés, para  generar confianza, que es la base para la solución de problemas y conflictos.

Escotorin Soza, por us parte refirió que en 2015 se deberá entregar a la Unión Europea, que auspicia el Proyecto en cofinanciamiento con las universidades participantes, un modelo de intervención prosocial que pueda transferirse.

El diseño de este modelo estará determinado por las experiencias que las instituciones de educación superior participantes obtengan de la puesta en marcha del programa curricular para la formación de líderes prosociales; de las didácticas docentes implementadas por los académicos para esta tarea; de los resultados de la inserción de los estudiantes instruidos en las capacidades y habilidades prosociales, en la práctica laboral o servicio social; y del involucramiento de los empresarios.

Roche Olivar expresó “Spring es un proyecto utópico en el mejor sentido de la palabra (…) Deseamos construir espacios de diálogo profundo, prosocial, entre los diversos actores del ámbito universitario y de los empleadores. Queremos propiciar una relación coherente, sincera, respetuosa y de estima mutua en beneficio de los universitarios egresados, sobre todo para aquellos de clase menos favorecida, que requieren de oportunidades equitativas para salir al campo profesional”.

Enfatizó que la innovación curricular se complementa con los centros Spring de confianza, espacios que reúnen a académicos, estudiantes y empleadores, en una relación horizontal y de circularidad que da pie a relaciones humanas de mejor entendimiento, porque se encuentran menos sujetas a las relaciones de poder o autoridad.

El estudiante universitario que proviene de una clase social desfavorecida, aquél que padece inequidad estructural, cultural, de habilidades, de relaciones sociales; y los empresarios que no tienen herramientas para establecer procesos prosociales, requieren de espacios de reciprocidad para conocerse, enfatizó Pilar Escotorin.

En esta tarea, observó, las universidades tienen un nuevo rol de liderazgo social en un territorio, y deberán impulsar y propiciar, no desde la superioridad de la cátedra, sino en el diálogo con los expertos y con los actores de interés, la reconstrucción del tejido social.

De entre 400 proyectos que respondieron a la convocatoria lanzada por el Programa de la Unión Europea para América Latina, el Proyecto Spring fue uno de los 14 proyectos Alfa III seleccionados.

Los comentarios están cerrados.