El 16 de febrero del 2004 se difundió la noticia de que se había localizado la hasta entonces galaxia más lejana, observada, la Abell 2218, ubicada a la distancia de 13,000 millones de años luz de la Tierra (nuestro planeta se considera que tiene menos de 4,500 millones de años).
Pero el record le duró poco a éste cúmulo, pues tan sólo unos días después, el 1 de marzo, se anunció el descubrimiento de Abell 1835 IR1916, ubicada a 13,230 millones de años luz.
Sin embargo este descubrimiento tuvo otro beneficio para la ciencia: salvar al telescopio espacial Hubble.
La NASA ya había considerado darlo de baja, toda vez que está en órbita desde el 24 de abril de 1990.
En esa ocasión, cuando se anunció el descubrimiento de Abell 2218 , los científicos hicieron un llamado a la NASA para que reconsiderase la decisión de jubilar el telescopio espacial.
«Necesitamos el Hubble … Nosotros no podríamos haber hecho este descubrimiento sin él», afirmó Richard Ellis, del Instituto de Tecnología de California: «el potencial científico del telescopio es todavía muy grande», enfatizó.
Abell 2218 se manifestó como una débil luz, la cual después de ser analizada se descubrió que fue emitida poco después del Big Bang, cuando la galaxia tenía apenas 750 millones de años, y tardó 13,000 millones de años luz en llegar a la Tierra.
Para detectar con mayor detalle la galaxia se confirma la vista con el el observatorio Keck en Hawai.
«La galaxia descubierta es extremadamente débil y la verificación de su distancia fue un extraordinario desafío», afirmó en ese entonces el astrónomo Jean-Paul Kneib, del Instituto de Tecnología de California y del Observatorio Midi-Pyrenees de Toulouse, quien dirigió los trabajos.
La imagen fue captada gracias a la cámara de visión avanzada instalada en la misión para el mantenimiento del Hubble realizada en el 2002.
El hallazgo permitió a los astrónomos tener una visión de cómo era el Universo a los 750 millones de años, cuando las primeras estrellas y galaxias comenzaron a titilar después de la llamada Era Oscura, luego de la Gran Explosión que dio origen al Universo hace 13.700 millones de años.
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