Logo de la OMS

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) entró en funciones el 7 de abril de 1948, una vez que la Conferencia Internacional de la Salud aprobó su proyecto de convención y se ratificó su creación con el voto de dos tercios de los estados firmantes.

En ese mismo momento se propuso establecer el “Día Mundial de la Salud” para conmemorar la integración de la OMS y comenzó a celebrarse desde 1950.

Habían transcurrido casi dos años desde que la integración de la OMS se aceptó, el 22 de julio de 1946, en Nueva York, por parte de la Conferencia (como parte de la Organización de las Naciones Unidas), la cual se apoyó en el articulo 57 de la Carta de San Francisco.

Pero la creación de la OMS tiene antecedentes todavía más remotos, incluso desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando varios países de Europa celebraron conferencias multilaterales buscando evitar la propagación de las que denominaban como “enfermedades pestilentes”, entre ellas el cólera, la peste y la fiebre amarilla.

Con ese antecedente al concluir la Primera Guerra Mundial, los países integrantes de la Triple Entente, la alianza ganadora, impulsaron la creación de la Sociedad de las Naciones, como parte de la cual a su vez se integró la Organization d’Higiene, con sede en Ginebra.

Antes de esto, desde 1907 funcionaba en París la Office International d’Hygiène Publique (OIHP), la cual mantuvo sus actividades.

A la par que el organismo creado por la Sociedad de las Naciones, expandía funciones y se afianzaba, en América siguió funcionando la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP), ligada a la Unión Panamericana y en actividades desde 1902, pero cercana al Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos.

Durante su existencia las tres organizaciones nunca pudieron consolidar acuerdos para trabajos conjuntos perdurables y menos para consolidar la unificación, que fue ponderada en varios momentos, por la duplicación de trabajo y esfuerzo que significaban.

Al concluir la II Guerra Mundial, los servicios de salud colapsaron en muchos países de Europa, sobre todo en aquellos que fueron ocupados por las potencias del Eje.

Los países de la Triple Entente al avanzar recuperando territorio debían socorrer a la población civil afectada por la Guerra, ante lo cual crearon la United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA), creada en 1943.

Poco después de la derrota de los nazis en Berlín, en mayo de 1945, el trabajo de la UNRRA aumentó para atender a los más de seis millones de europeos que habían sido desplazados, y sobrevivían sin alimentos, ni vivienda y sin protección ante la amenaza de epidemias.

Para atender las necesidades de salud la UNRRA creó un servicio medico especial, encabezado por Wilbur Sawyer –quien antes de la guerra fue director de la División de Salud Internacional de la Fundación Rockefeller, la más poderosa entidad filantrópica privada norteamericana-; la UNRRA tenía poco más de mil funcionarios y en muchos lugares reemplazó los servicios sanitarios que habían colapsado por la guerra.

La Office International d’Hygiène, sobrevivió a la guerra, pero perdió credibilidad por haber operado en la Francia ocupada por los nazis y haber sido acusada de colaborar con ellos. Asimismo, la bien financiada UNRRA asumió progresivamente las funciones de la Organization d’Higiene (LNHO), que junto con la Sociedad de las Naciones, sobrevivieron en Ginebra disminuidas, pero con la imagen de neutralidad intacta después del conflicto.

De hecho, muchos de los primeros funcionarios de la futura OMS saldrían de la LNHO o de la UNRRA.

Entre los funcionarios de la UNRRA, destacaron el chino Szeming Sze y el brasileño de Antônio Francisco de Paula Souza, quienes tuvieron una valiosa experiencia sanitaria nacional e internacional. Ambos lograron que sus respectivos países los acreditaran como parte de sus delegaciones a la conferencia de San Francisco de 1945, donde se reunieron cincuenta de los países «aliados» para dar nacimiento a las Naciones Unidas, y poder presentar mociones en la misma.

Su intención era convencer a otros delegados de la importancia de crear una organización sanitaria internacional. De entrada Paula Souza y Sze consiguieron que se incluyese el término «salud» en el acta de Constitución de la ONU y que se aprobase su propuesta de formar una nueva agencia multilateral especializada y autónoma.

El pedido fue apoyado por los países más poderosos de la postguerra: Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética

En febrero de 1946, el Consejo Económico y Social de la ONU –la oficina encargada de la formación de agencias especializadas– convocó a dieciséis líderes médicos internacionales, por su prestigio, reunidos en el llamado Comité Técnico de Preparación (TPC, por sus siglas en inglés), para comenzar a implementar la agencia de salud «internacional», «global» o «de las Naciones Unidas» (ya que al comienzo el nombre no estaba claro), así como para redactar su Constitución.

Con el trabajo del TPC se llegó a la Asamblea del 22 de julio de 1946 de la ONU, donde se aprobó la integración de la Organización Mundial de la Salud, aunque la ratificación llegó hasta el 7 de abril de 1948.

La constitución de la OMS, estableció un estrecho vínculo entre la salud, definida a la vez de modo afirmativo (“estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”) y los derechos humanos, al afirmar que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política, condición económica o social”.

El fin primordial de la organización es el de alcanzar por todos los medios el más alto grado posible de salud y para ello cumple un triple objetivo: suministrar servicios a escala mundial; garantizar una asistencia a los países en particular y fomentar la investigación médica.

Entre la amplia gama de sus actividades que benefician a todos los países del mundo, figura un servicio de información frecuente sobre la aparición de casos de viruela, peste, cólera u otras enfermedades importantes sobre el plano internacional y la publicación de una lista de las causas de las enfermedades, accidentes y muertes, sobre las que se basan las estadísticas sanitarias de la mayor parte del país. La asistencia se aporta a los países que la solicitan en forma de bolsas de estudios y de ayudas destinadas al favorecimiento de servicios especializados tales como el tratamiento de la salud mental.

En el marco del impulso a la investigación médica, la O.M.S. coordina la que realizan los distintos países sobre el cáncer y las enfermedades del corazón, y del mismo modo controla una red de laboratorios a escala internacional que identifican los organismos patógenos con mejoras de las vacunas y formación de investigadores.

La estructura de la O.M.S. está formada por la Asamblea Mundial de la Salud, integrada por los representantes de todos los Estados miembros y que dirige la política de la organización. El Consejo Ejecutivo, compuesto por representantes de 24 Estados miembros elegidos por la Asamblea, y la Secretaría, al frente de la cual se halla un director general, asistido del personal técnico y administrativo necesario. La sede de la O.M.S., como la de tantos otros organismos especializados, está en Ginebra, aunque cuenta con otras oficinas regionales en África (Brazzaville), Asia del Sudeste (Nueva Delhi), Europa (Copenhague), Mediterráneo Oriental (Alejandría), Pacífico Occidental (Manila) y la de América, que funciona a través de la Organización Sanitaria Panamericana. Este pri

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