Con unos días de retraso por el mal tiempo, a las 12.22 del Tiempo universal coordinado, despegó la sonda Hayabusa 2 a bordo de un cohete H-IIA, que la ha puesto en órbita unos 90 minutos después. El lugar de lanzamiento ha sido el centro espacial de Tanegashima, en una pequeña isla al suroeste de Japón.
El objetivo de esta misión de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) es llegar en 2018 al asteroide 1999 JU3, de unos 950 m de ancho, para recoger algunas muestras en su suelo y transportarlas en un viaje de retorno a la Tierra. Esto está previsto que suceda a finales del año 2020.
Los materiales que traiga la nave, que recorrerá cerca de 300 millones de kilómetros hasta llegar a su destino, podrían ofrecer nuevas claves sobre el origen de nuestro sistema solar y la aparición de la vida en la Tierra, ya que las partículas pueden contener agua y compuestos orgánicos.
Hayabusa 2 es la sucesora de Hayabusa (nombre que significa ‘halcón peregrino’ en japonés), otra sonda de JAXA que alcanzó en 2005 el asteroide Itokawa (25143). Aquella misión tuvo diversos incidentes técnicos, pero se convirtió en la primera en conseguir aterrizar en un objeto celeste distinto a la Luna y volver con muestras a nuestro planeta. Llegaron en una cápsula que cayó en Australia en 2010.
Ahora, Hayabusa 2, de unos 590 kilos, está equipado con motores iónicos más potentes y resistentes que los del primer ‘halcón’, además de un sistema de antenas mejorado para transmitir las señales con mayor precisión. Su presupuesto ronda los 200 millones de euros.
Durante las operaciones de toma de material en el asteroide intervendrán, además de la propia sonda, varios dispositivos robóticos, como unas pequeñas esferas de señalización, un ‘impactador’ que abrirá un cráter en la superficie –para analizar luego el material que se encuentre debajo– y un scout o explorador llamado MASCOT, de fabricación europea.