En la década de los 60’s y los 70’s las ciencias sociales se enfocaron en analizar cómo algunas personas podían involucrarse en actos de extrema crueldad por órdenes de otros, pero ahora un reciente ensayo cuestiona las motivaciones de estas personas, ya que a veces no son forzadas y lo hacen hasta con cierto placer.

El ensayo publicado este mes en el journal PLoS Biology, por los profesores Alex Haslam y Stephen Reicher, revisa las conclusiones de estos estudios y explica que estos actos de crueldad no solo involucran la obediencia, sino que a veces las personas involucradas lo hacen con entusiasmo, lo cual contradice una de las teorías de que los seres humanos estamos programados con base en la conformidad.

Esta creencia de remonta a dos investigaciones conducidas por Stanley Milgram y Philip Zimbardo en los 60’s, llamada “Obedience to Authority”.  Milgram apoya la idea que las personas se conforman y siguen ciegamente las instrucciones de las figuras de autoridad y Zimbardo, el cual realizó un experimento llamado Prisión Experimental de Stanford, dijo que es común que las personas tomen roles abusivos sin criticarlos ante la presión de la figura de autoridad.

En su ensayo, el profesor Haslam, de la Universidad de Queensland, Australia, valora los estudios de Milgram y Zimbardo y argumenta que la tiranía no es el resultado de que las personas sigan las reglas y roles impuestos ciegamente o que además se tengan que conformar, sino que, para él la tiranía es el resultado de muchos actos de seguimiento, consecuencia de que las personas se identifiquen con las autoridades que representan actos, tanto viciosos como virtuosos.

“Las personas ‘decentes’ que participan en actos horribles no lo hacen porque se conviertan en pasivos o funcionarios sin voluntad que no saben lo que están haciendo, sino que lo hacen porque en algún punto creen, típicamente bajo la influencia de la autoridad, que están haciendo lo correcto”, explicó el profesor Haslam.

Estos estudios, tanto los de los 60’s como los del profesor Haslam, han generado tres descubrimientos, primero, los participantes en actos crueles no se conforman automáticamente con su rol asignado, segundo, actúan en este tipo de actos en grupo para ser aceptados, y tercero, la identidad en el grupo está determinada por su rol, lo cual puede darles más o menos poder, que finalmente, es lo que buscan.

El profesor Reicher dijo que la tiranía no florece debido a que los perpetradores son ignorantes y vulnerables, sino que florece porque piensan que están haciendo lo correcto.

Como parte de las conclusiones, los investigadores dicen que la tiranía es una dinámica social, en la que los participantes acceden a tomar cartas en el asunto, y que los que no quieren involucrase, se mantienen al margen, víctimas de los actos de crueldad y que difícilmente pueden ingresar a esta dinámica sin caer en la influencia del poder.

 

Referencias:

S. Alexander Haslam, Stephen. D. Reicher. “Contesting the “Nature” Of Conformity: What Milgram and Zimbardo»s Studies Really Show”. PLoS Biology.

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