María Pilar de la Rúa Tarín, investigadora de la Universidad de Murcia, es especialista en el campo de la Apidología, la rama de la ciencia que estudia los aspectos relacionados con la abeja de la miel. Hace años que se observa cómo este insecto, de gran importancia no sólo para el ser humano sino para la polinización de los ecosistemas, está desapareciendo de manera alarmante y los científicos comienzan a saber que la causa es una combinación de factores que incluye aspectos como el cambio climático, prácticas agrícolas desfavorables o la aparición de nuevos parásitos, según ha afirmado la experta en la inauguración hoy en Salamanca de las XXX Jornadas de la Asociación Española de Entomología.
El problema afecta a la abeja de la miel pero también a otros polinizadores, ha destacado María Pilar de la Rúa Tarín, encargada de ofrecer la conferencia inaugural del encuentro científico organizado por el Área de Zoología de la Universidad de Salamanca, una ponencia en la que ha explicado que los conocimientos que los investigadores están adquiriendo en este caso puede servir de paradigma para la conservación de otros polinizadores.
“Es un insecto fundamental para muchísimos aspectos de la ecología de diferentes ecosistemas y para la polinización, así que es importante a la hora de potenciar los cultivos y también la flora autóctona y silvestre”, ha señalado en declaraciones a DiCYT. En su desaparición, “son muchos los factores que están influyendo”, aseguró tras la inauguración oficial de las jornadas que tendrán lugar en el Edificio Dioscórides de la Facultad de Biología entre 5 y el 6 de septiembre del 2013.
Los estudios más recientes están relacionados con los plaguicidas, que podrían estar desorientando a las abejas cuando tienen que volver a la colmena. “Muchos son insecticidas y la abeja no deja de ser un insecto, con lo cual se ve afectada por estas sustancias que se utilizan en contra de otros insectos que sí son perjudiciales”, apunta.
El cambio climático también es un enemigo de las abejas, puesto que este animal está directamente relacionado con la floración y ésta depende del clima. “Los cambios bruscos pueden impedir a la abeja obtener su alimentación adecuadamente”, afirma Pilar de la Rúa.
Lo mismo ocurre con algunas prácticas agrícolas, como la extensión de cultivos monovarietales. “Imaginemos que nosotros nos tuviéramos que alimentar de una sola sustancia: tendríamos problemas fisiológicos. A las abejas les afecta de la misma manera”, indica.
En cualquier caso, en esta lista de factores tiene un peso muy destacado el efecto de los parásitos. En ocasiones, la abeja de la miel se tiene que enfrentar a parásitos que desconocía debido al movimiento de las colmenas entre distintas regiones. Entre estas amenazas destacan los ácaros del género Varroa, que son vectores de numerosos virus, y también microorganismos parásitos intracelulares conocidos como microporidios.
Fenómeno desigual
La desaparición de las abejas es muy desigual. En España, destaca Galicia, donde están reportadas pérdidas de colmenas de alrededor del 30%, mientras que en el Sur del país la incidencia es mucho menor. En el mundo, la alarma se sitúa principalmente en Estados Unidos, donde se registran pérdidas del 50% de las colmenas.
Una vez que los científicos comienzan a detectar las causas también tratan de poner remedio, por ejemplo, recomendando prácticas de manejo más adecuadas. Por ejemplo, “realizar una trashumancia racional” en lugar de los grandes traslados que se practican en Estados Unidos, que abarcan varias franjas horarias. También sería necesario implementar prácticas agrícolas que ayuden a las colmenas, de manera que el polen y el néctar que les sirve de alimento a las abejas no procedan sólo de un tipo de planta. “Si rodeamos los cultivos monovarietales de zonas silvestres que puedan tener flora de otro tipo, la alimentación mejoraría”, señala la experta.
Los patógenos y parásitos que les afectan tienen tratamiento, pero debe realizarse “de una manera adecuada y precisa, que todos los apicultores de una misma región los lleven a cabo al mismo tiempo para que sean efectivos”.
Asimismo habría que emplear los plaguicidas “de manera racional”, evitando que dispersen sin control, aplicándolos cuando no están las abejas en el campo y tratando de que sean específicos contra el insecto al que se quiere combatir.
Las investigaciones en torno a este tema son diversas. “En la Universidad de Murcia nos dedicamos a la genética de la conservación”, señala Pilar de la Rúa, “lo que hacemos es caracterizar las poblaciones y ver cómo son de diferentes entre sí, porque las medidas de conservación deberían ser distintas si tenemos poblaciones muy diferentes”.
Estudio de la diversidad genética
Por ello, “estamos relacionando la diversidad genética con la presencia de determinados patógenos y parásitos como Varroa para ver el efecto que tiene la incidencia de estos elementos en la diversidad genética de las abejas”. La diversidad genética es un elemento importantísimo para la conservación, porque permite a las abejas tener diferentes comportamientos frente a la llegada de nuevos elementos patógenos y de cambios a corto y largo plazo.
La especialista de la Universidad de Murcia preside en la Asociación Europea de Apidología y es la organizadora de la celebración de la próxima gran cita de los especialistas europeos de esta materia, la 6th European Conference of Apidology (Eurbee6), que se celebrará en septiembre de 2014 en Murcia.
María Pilar de la Rúa Tarín, investigadora de la Universidad de Murcia experta en Apidología