En los últimos años, diversas teorías basadas en supuestas interpretaciones religiosas de los libros sagrados de la cultura Maya, apuntan a que esta añeja civilización que habitó una gran parte de Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, México y El Salvador, predijo el final del mundo en diciembre de 2012.

Otras refieren que esa fecha representa simplemente el final de un ciclo cósmico y evoca el comienzo de una nueva era terrenal.

El día marcada en rojo es el 21 de diciembre de 2012, en el que, aseguran, se producirá el solsticio anual de invierno, se alinearán el Sol y la Tierra y concluirá un ciclo de más de cinco mil años del antiguo calendario Maya.

No es la primera vez que se propaga la idea del colapso de la humanidad. En 2000, se dijo que las computadoras se volverían locas, los aviones se desplomarían, y demás, recuerda, Jesús Galindo Trejo historiador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quien cree que al mundo aún le restan 4 mil 500 millones de años: “Cuando el Sol haya consumido su hidrógeno interior será su fin», según la teoría de la evolución estelar[1]

A lo largo de la historia, más de una decena de pronósticos sobre el fin del mundo han sido errados, desde creencias religiosas hasta postulados basados en ciencias han atemorizado a importantes sectores de la humanidad.

Una de las más antiguas predicciones antecede a 1843. William Miller, de oficio agricultor y nacionalidad inglesa, dijo, después de según él haber escudriñado a profundidad la Biblia, que el tiempo escogido por Dios para destruir el mundo podía adivinarse interpretando el texto. El mundo se acabaría en algún momento entre el 21 de marzo 1843 y el mismo día pero de 1844. Predicó y publicó lo suficiente como para atraer a miles de seguidores, conocidos como Milleristas, y finalmente estableció la fecha del fatal desenlace, el 23 de abril 1843.

Muchos de sus seguidores se deshicieron de sus pertenencias y aguardaron temerosos un final que jamás llegó, incluso algunos hablan que por el temor de una destrucción, optaron por quitarse la vida. Algunos de sus seguidores forman lo que hoy se conoce como adventistas del séptimo día[2].

A principios del siglo XX, los Testigos de Jehova, asociación religiosa fundada por Charles T. Russel en la década de 1870, predijeron que en 1914 sería la segunda venida de Cristo y establecería su reino en la tierra; sin embargo, al no cumplirse esta aseveración dijeron que en esa fecha sí se estableció el reino de Dios, pero en el cielo[3].

En 1891, Joseph Smith, fundador de la iglesia mormona, convocó a una reunión a los líderes de la iglesia para decirles que había hablado con Dios. Supuestamente, le había comunicado que Jesús regresaría en los próximos 56 años y que el fin del mundo comenzaría tras este regreso de Cristo. Sin embargo, tras fallar en su visión, los creyentes a esta doctrina han negado este suceso.

Dos décadas antes, Herbert W. Amstrong, fundador de la Iglesia Universal de Dios, dio una fecha del inicio de la gran tribulación, la que antecedería al fin del mundo: “Tendremos pronto (probablemente dentro de cuatro años) una sequía y hambre tales que las seguirán epidemias que segarán millones de vidas (…) vendrá antes de 1975; probablemente, entre 1965 y 1972. Este será el verdadero principio, tal como lo dijo Jesús, de la gran tribulación”[4].

La fecha pasó y la tribulación no se efectuó.

En mayo de 1980, el tele-evangelista y fundador de la Coalición Cristiana, Pat Robertson, sorprendió y alarmó a muchos cuando anunció que a finales de 1982 se acabaría el mundo; sus creyentes vivieron atemorizados e, igualmente, se dice que unos optaron el morir por propia mano.  

Los escritos de Michel de Nostredame, médico y consultor astrológico de origen judío, han intrigado a la gente durante más de 400 años. Han sido interpretados de miles de formas dando lugar a supuestas profecías que han calado en la sociedad. Uno de sus cuartetos (estructura literaria en que escribía sus versos) más famosos advertía: “El año 1999, séptimo mes / Desde el cielo vendrá el gran rey de terror”.

La mayoría de sus seguidores afirman categóricamente que Nostradamus predijo todas las catástrofes del mundo, desde su época hasta el futuro año 3797, fecha en que, después de un nuevo estudio, han definido que supuso que acontecerá el fin del mundo.

A penas hace seis años, el ministro de la Iglesia de Dios, Ronald Weinland, dijo que el fin del mundo llegaría en 2008. En 2006 publicó ‘2008: God»s Final Witness’ donde advertía que cientos de millones de personas morirían para ese año y que Estados Unidos dejaría de ser potencia mundial y nación independiente. Un vaticinio más que no se cumplió.

Quizás el caso más longevo registrado es el de la gallina profeta de Lees, de 1806.

Muchos son los que han vaticinado el regreso de Jesucristo para juzgar a la humanidad por sus pecados. Uno de los más curiosos es el de esta subespecie de ave doméstica en Inglaterra. Según la historia, esta gallina empezó a poner huevos con la frase “Cristo viene”, algo que fue tomado por milagro y tuvo muchísima difusión incluso en los países vecinos, hasta que alguien demostró que todo era una farsa.

En lo que respecta a postulados científicos, o teorías con fundamentos ajenos a la profesión teológica, han sido varios los anuncios del término de la humanidad. En la época moderna, al menos durante los últimos dos siglos el hombre ha temido su deceso con varios fenómenos naturales o astronómicos. 

En 1881, un astrónomo descubrió a través del análisis espectral que las colas de los cometas contienen un gas mortal llamado cianógeno. No saltó la alarma hasta que se hizo público que la Tierra contactaría con los restos de la cola del cometa Halley en 1910. Se dijo que todo el mundo sería víctima de un ‘baño de gas mortal’ entonces (llegó a ser tema de las páginas principales del New York Times). El pánico se apoderó del mundo entero hasta que otros científicos confirmaron que no había nada que temer[5].

Cuando el cometa Hale-Bopp apareció en 1997, surgieron rumores de que una nave espacial le estaba siguiendo. La NASA y la Comunidad astronómica lo negaban mientras que crecía la creencia de que lo ocultaban. Programas especializados en lo paranormal, como el Coast to Coast AM de la radio, con gran audiencia en el país de las Barras y las Estrellas, afirmaban que el seguimiento de este cometa se producía, lo que llevó a la creación de un movimiento en San Diego, llamado Heaven»s Gate que advertía de que el mundo se acabaría pronto. Los científicos se vieron obligados a pedir que todo aquel que tuviese un telescopio de cierta potencia observase con sus propios ojos que el supuesto seguimiento del cometa por parte de la NASA era totalmente falso.

Desafortunadamente, El fervor por el movimiento Heaven»s Gate fue tal que el 26 de marzo de 1997, 39 miembros del culto se suicidaron.

Richard Noone, autor del libro de 1997 «5/5/2000 Hielo: el desastre final». Pronosticó que el deshielo de la Antártida conduciría un desastre de proporciones mundiales en mayo de 2000. Aunque, dicen muchos científicos, este fenómeno sucederá, no hay fecha exacta para que ocurra, ni tampoco medición de los daños que podrá causar.  

En lo que respecta a las profecías Mayas, Florencia Scandar, estudiante de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, considera que los manuscritos han sido malinterpretados[6].

“Los libros del Chilam Balam son una serie de escritos de los cuales se conservan nueve. Abarcan una gran variedad de temas: desde profecías, calendarios y astronomía. Pero en éstos no se menciona sobre el fin del mundo, ya que lo mayas no creían en la destrucción sino en un reordenamiento de los elementos”.

La historiadora Laura Elena Sotelo, quien desde 1981 es investigadora del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México, secunda esta idea. Su postura es que los códices mayas registraron crónicas y hechos históricos. Esta civilización (que tuvo presencia en cinco estados del sureste del país: CampecheChiapasQuintana RooTabasco y Yucatán) expuso sus conocimientos en medicina, botánica y astronomía, pero no anuncian el final de los tiempos, lo que convierte a esta teoría es una interpretación subjetiva[7].

De acuerdo con la especialista, la mayoría de los códices mayas fueron destruidos en la época de la Colonia y sólo tres ejemplares han llegado hasta nuestros días, que se encuentran en: Dresde, Alemania; Madrid, España, y París, Francia. A su consideración, debido a la escasa información que se tiene acerca de las culturas prehispánicas, se realizan interpretaciones erróneas sobre su historia y enseñanza religiosa.

Incluso el Instituto Nacional de Antropología e Historia ya emitió una postura al respecto: “Las ideas judeocristianas del apocalipsis llevaron a una «interpretación fácil» sobre la visión maya de los ciclos cósmicos y derivaron en las presuntas profecías del fin del mundo.

«Cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo»[8].

Lo cierto es que la idea se ha propagado por todo el mundo, al grado que muchas personas viven atormentadas con la idea del final. Incluso, algunos gobiernos ya se previenen ante la posibilidad de que, como en otras épocas, por el temor y el pánico, haya quienes opten por adelantarse al otro mundo, si es que éste existe.



[1] http://mexico.cnn.com/salud/2012/12/07/diez-razones-para-no-creer-en-las-profecias-mayas

[2] http://www.20minutos.es/noticia/564940/0/profecias/fin/mundo/

[3] Russel, Charles T. Thy Kingdom Come, 1891, p. 126

[4] Armstrong, Herbert W. “Personal from Herrbert W. Armstrong”, Tomorrow’s World, febrero de 1972, p.1

[5] http://www.20minutos.es/noticia/564940/0/profecias/fin/mundo/

[6] http://mexico.cnn.com/salud/2012/12/07/los-mayas-artifices-de-la-ciencia

[7] http://hidalgo.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/9bcada800eed71b5326c5ca5eb03e198

[8] http://mexico.cnn.com/salud/2011/11/25/un-grupo-de-antropologos-sostiene-que-occidente-malinterpreto-a-los-mayas

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