Las formas de ejercer el poder han cambiado a nivel mundial y como consecuencia, los dos objetos esenciales en el ámbito de la gestión, la empresa y el Estado también se han modificado radicalmente y hoy se encuentran en una profunda crisis, señaló el doctor Guillermo Garduño Valero, investigador del Área de Estudios Organizacionales de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al impartir la conferencia magistral del VII Simposio sobre Paradigmas Emergentes en Ciencias Administrativas y Desarrollo Regional, el investigador sostuvo que la crisis profunda que enfrentan ambas instancias se ha traducido, entre otras consecuencias, en la emergencia de actores no estatales que no se someten a la legalidad del Estado, como el crimen organizado que tiene capacidad de fuego, posee un mercado cautivo de adictos, y que actúa más allá del Estado mismo e incluso llega a penetrarlo e influirlo en su propia racionalidad.
El especialista del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa indicó que las corporaciones multinacionales no responden a una lógica nacional y el Estado se ve rebasado por la enorme capacidad de despliegue de estas organizaciones.
En este proceso, la globalidad ha jugado también un papel relevante, porque opera en la totalidad del mercado mundial de productos y servicios, de alianzas económicas, de uniones entre naciones, de intercambios financieros y de transferencias por distintas vías de grandes grupos sociales, sobre lo cual los estados no tienen capacidad de regulación de forma autónoma, sino en conjunto con otros.
De igual manera la crisis del Estado se manifiesta en una oferta institucional estatal cada vez más reducida que contrasta con las expectativas crecientes de su población que reclama las viejas promesas de bienestar. En ese sentido los Estados nación enfrentan el problema de su crisis fiscal y de la construcción de su propio futuro, en la medida en que tienen que ajustarse al principio de que hay más necesidades que recursos.
En cuanto a la empresa, aseveró, hay obsolescencia de sus formas de gestión que constantemente se ve rebasada frente a nuevas demandas, lo que se acompaña “de su racionalidad como capacidad de previsión y anticipación con respecto al futuro”.
El investigador afirmó que si el Estado en sus orígenes no pudo cumplir sus promesas establecidas en el contrato social “los procesos posteriores lo están conduciendo a adaptarse y reformarse de acuerdo con la naturaleza de las crisis que lo afectan”.
El Estado de nuestro tiempo está cuestionado en su base misma, por lo que reclama de una forma alternativa de gestión sobre la sociedad, refirió el doctor Garduño Valero, quien añadió que la crisis que vive hoy esta entidad le obliga a modificar la administración pública por la gerencia pública, que aspire a superar las problemáticas mediante propuestas prospectivas que permitan anticipar situaciones a futuro y enfrentarlas desde el presente a través de alternativas preventivas, generando así las bases de una nueva racionalidad.
En un mensaje (leído por el doctor Octavio Nateras Domínguez, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Iztapalapa) a los participantes de este VII Simposio, el doctor Salvador Vega y León, rector general de la UAM, señaló que el presente siglo se caracteriza por los cambios constantes y sin precedentes en la historia de la humanidad, motivados por el progreso de la ciencia, la tecnología y las redes de comunicaciones.