Casi mil millones de personas (el 15% de la población mundial) viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población del planeta depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía renovable, además de que dan cobijo a un cuarto de los animales y plantas terrestres y suministran agua dulce para más de la mitad de la humanidad. Por eso es que su conservación resulta clave.
Es por esto que cada año la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de las Montañas, el 11 de diciembre.
Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente devastadoras y de largo alcance, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.
A medida que los glaciares de montaña se derriten, los habitantes de las alturas —entre los más pobres del mundo— afrontan mayores dificultades para sobrevivir a causa de los desastres naturales.
A todo ello hay que sumar el hecho de que dicho derretimiento a una velocidad sin precedentes amenaza el suministro de agua dulce de millones de personas.
Este problema es cosa de todos. De ahí que debamos reducir la huella de carbono y cuidar este tesoro natural.
Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas — entre los más hambrientos y pobres del mundo — se enfrentan a más difucultadas para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.
El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que alrededor del 39 por ciento de la población de montaña en los países en desarrollo, o 329 millones de personas, sufren inseguridad alimentaria.
A medida que crece la vulnerabilidad, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado, pero que cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. La emigración desde las zonas de montaña también da lugar a una pérdida inestimable de servicios ecosistémicos y la preservación de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.
El principal hito se remonta a 1992, cuando el documento “Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña” (capítulo 13) fue incluido en el Programa 21, un plan de acción sostenible promovido por Naciones Unidas.
Dicho logro y el creciente interés acerca de la importancia de las montañas llevó a la Asamblea General a declarar 2002 como Año Internacional de las Montañas, factor que impulsó que, en 2003, se celebrase el primer Día Internacional.
Las montañas son importantes (#MountainsMatter)
Las montañas están presentes en la Agenda 2030, sin embargo, a menudo nos olvidamos de ellas. Teniendo en cuenta la función fundamental que desempeñan en el suministro de bienes y recursos del ecosistema esenciales para el planeta y su vulnerabilidad frente al cambio climático, debemos intensificar los esfuerzos y aumentar la atención sobre las montañas.
#MountainsMatter (Las montañas son importantes) para
- el agua porque las montañas son las «torres de agua» del mundo, que proporcionan del 60 al 80 por ciento de todos los recursos de agua dulce para nuestro planeta.
- la reducción del riesgo de desastres porque las variaciones climáticas están provocando catástrofes.
- el turismo porque las destinaciones de montaña atraen alrededor del 15 al 20 por ciento del turismo mundial y son zonas de gran diversidad cultural, conocimientos y patrimonio.
- la alimentación porque son importantes centros de biodiversidad agrícola y originan muchos de los alimentos que ponemos en nuestra mesa, como el arroz, las patatas, la quinua, los tomates y la cebada.
- la juventud porque, a pesar de tener hermosos paisajes, la vida en las montañas puede ser difícil, especialmente para los jóvenes de las zonas rurales.
- los pueblos indígenas porque muchas zonas montañosas albergan antiguas comunidades indígenas que poseen y mantienen valiosos conocimientos, tradiciones e idiomas.
- la biodiversidad porque la mitad de los puntos críticos de biodiversidad del mundo se concentran en las montañas y las zonas montañosas tienen aproximadamente una cuarta parte de la diversidad biológica terrestre.