La mala noticia: los arrecifes están en problemas.
El aumento en la temperatura del agua causado por el cambio climático amenazan la salud y la función de estos ecosistemas frágiles, dando lugar a eventos como la decoloración de los corales. La sobrepesca de peces clave y especies invertebradas, y la explotación excesiva de los corales afectan los sistemas naturales e introducen especies invasoras produciendo, como consecuencia, enfermedades en los corales.
Desafortunadamente muy pocas áreas de corales en el mundo se han estudiado científicamente y los investigadores no están seguros de cuán mal es el estado de los arrecifes de coral. Hasta la fecha, la mayoría de las mediciones de arrecifes de coral han sido hechas por expediciones de buceo que han tomado muestras de un único y muy limitado sitio a la vez, demandado mucho trabajo. Muchos arrecifes nunca han sido explorados del todo.
Eric Hochberg, un científico asociado del Instituto de Ciencias Oceánicas de Bermuda (Bermuda Institute of Ocean Sciences, en idioma inglés) e investigador principal del proyecto CORAL, dice: “Ahora mismo, el estado tecnológico para recolectar datos sobre los arrecifes de coral consiste del buceo con una cinta métrica. Es como observar unos pocos árboles y luego tratar de decir en qué estado está el bosque”.
En la actualidad, la NASA ha iniciado una nueva expedición de campo de tres años de duración con el fin de examinar los arrecifes de coral. El proyecto CORAL (abreviatura de “COral Reef Airborne Laboratory”, en idioma inglés, o “Laboratorio Aéreo para Arrecifes de Coral”, en idioma español) utiliza instrumentos ópticos avanzados para examinar el estado de más arrecifes de coral en el mundo que los que ya se han inspeccionado previamente. Este esfuerzo brinda a los científicos una oportunidad única para entender la ecología y la condición de los arrecifes de coral a escala regional y global, en vez de tener que depender de inspecciones aisladas, en un solo sitio.
CORAL está utilizando un instrumento aéreo llamado “Portable Remote Imaging Spectrometer” o PRISM, por sus siglas en inglés (Espectrómetro Portátil Generador de Imágenes Remotas, en idioma español), que fue desarrollado y gestionado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por sus siglas en inglés). PRISM vuela a una altitud de 8.534 metros (28.000 pies) por encima de los arrecifes de coral, a bordo de un avión modificado. Según Michelle Gierach, una científica del proyecto CORAL en el JPL, PRISM fue creado específicamente para la teledetección de las aguas costeras e interiores. PRISM registra los espectros de la luz que se refleja desde el océano, permitiendo de este modo que los investigadores puedan distinguir detalles únicos y propiedades de los corales vivos, de las algas y de la arena. Las tasas de medida del coral a algas y arena es un indicador de las condiciones del ecosistema de arrecifes de coral. Cuando se combinan con información sobre los procesos biológicos, químicos y físicos, estos datos pueden dar una idea de cómo está funcionando todo el ecosistema.
Volando alto en el aire, a más de 483 kilómetros (300 millas) por hora, para cubrir rápidamente áreas amplias, el equipo de Hochberg inspeccionará el estado de una extensión sin precedentes de los sistemas de arrecifes en el océano Pacífico central y occidental. En septiembre y octubre de 2016, el equipo exploró seis áreas discretas de la Gran Barrera de Coral de Australia, y fijó su base de operaciones en la porción norte del arrecife. Durante el próximo año, el equipo también investigará los sistemas de arrecifes en Hawái, Palau y las Islas Marianas.
“Los arrecifes responden de maneras complejas a las tensiones ambientales, como el cambio del nivel del mar, el aumento de las temperaturas oceánicas y la contaminación”, señala Hochberg. “Necesitamos datos precisos en muchos ecosistemas de arrecifes completos para desarrollar un modelo extenso y cuantitativo que describa cómo y por qué los arrecifes cambian en respuesta a los cambios que se producen en el medio ambiente”.