En México, la población generalmente no acude a un especialista para el tratamiento de la depresión y se pierde entre 10 y 20 años del disfrute de la vida. Y la gente no acepta los tratamientos largos: el medicamento debe tomarse por lo menos medio año, y si lo abandonan se exponen a una recaída, apuntó el doctor Marco Antonio López Butrón, ex presidente del Consejo Mexicano de Psiquiatría, al informar que el próximo año habrá un nuevo medicamento en el país para el tratamiento de la depresión.
El fármaco proveerá al paciente de serotonina, un neurotransmisor del sistema nervioso central, necesario para que las neuronas se comuniquen entre ellas y suministren el medicamento necesario cuando el cerebro lo requiera.
Este medicamento, que se elabora en Dinamarca, es vortioxetina. La ventaja –de acuerdo con especialistas mexicanos- es que no genera trastornos de la cognición, es decir, la disminución de la capacidad de concentrarse y bajo rendimiento laboral.
La deficiencia de serotonina provoca algún tipo de depresión, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se prevé que para el año 2020 esta patología será la segunda causa de discapacidad en el mundo, después de las enfermedades cardiovasculares.
El expresidente del Consejo Mexicano de Psiquiatría agrega que en la medida que se ha logrado hacer más diagnósticos y detectar con mayor exactitud la depresión ha habido un aumento en el consumo de antidepresivos, pero la gente no acepta que los tratamientos sean largos.
La depresión es una patología biológica-genética; cuando una persona presenta esta enfermedad es porque hay una alteración bioquímica cerebral, y tiene que resolverse con fármacos antidepresivos, indica López Butrón.
“Debemos atender la parte biográfica existencial de la personas; si solo recetamos un fármaco estamos atendiéndolo de manera incompleta. Los especialistas tenemos que conocer la circunstancia que afecta a la persona, si es una pérdida, problemas económicos o de relación, ver qué le genera el síntoma depresivo”.
Para el especialista, los tratamientos integrales son los que mejor funcionan porque se trata de procesos de sicoterapia junto con farmacoterapia, además de involucrar a la familia del paciente.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, el 9.2 por ciento de los mexicanos han sufrido trastornos afectivos, y la mayoría no acudió a un especialista. Y el 50 por ciento de los adultos que han sufrido un trastorno mental lo padecieron antes de cumplir los 21 años, lo que denota que la enfermedad sea crónica.
Aparte del tratamiento, el especialista sugiere que la gente con o sin depresión debe cambiar hábitos y costumbres a fin de evitar la enfermedad. Por ejemplo, tener una buena alimentación, hacer ejercicio, estudio, actividad recreativa y una buena vida sexual. “Hemos registrado una relación muy clara entre el estrés y la depresión, y si el primero no se resuelve a tiempo a la larga se convierte en depresión”.