Hace más de 150 años Inglaterra dejó de verter sus aguas residuales a los ríos, pues contaminaba sus fuentes de abastecimiento; en cambio, en México es una práctica que continúa.
En el estado de Veracruz sólo una fracción del municipio de Coatepec tiene diseñado un sistema de drenaje de tal manera que las aguas negras pasan primeramente a una planta de tratamiento y las pluviales van directamente a los cauces, informó María Teresa Leal Ascencio, profesora de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Veracruzana (UV).
El pasado 26 de septiembre en la sala de videoconferencias de la USBI, en el marco de la Jornada de Cambio Climático y Protección Civil 2012, la también coordinadora de Protección Ambiental en la Coordinación de Sustentabilidad, explicó que en Veracruz 77 por ciento de la población se abastece de agua de ríos y el resto de la subterránea –ésta es más cara, porque requiere un sistema de bombeo.
Sin embargo, ciudades como Veracruz y Boca del Río sí se abastecen de agua subterránea “porque sus ríos están muy contaminados”. Si bien es más notoria la contaminación de los ríos de estas ciudades, “la gran mayoría de los río acusan síntomas de contaminación porque la población, tenga o no plantas de tratamiento de aguas residuales, vierte hacia los ríos”, es decir, se ensucia la fuente de abastecimiento de agua.
La académica hizo hincapié en que hay problemas provocados de manera indirecta, como el cambio climático; pero hay otros directos, como el verter aguas residuales en las fuentes de abastecimiento.
En ese contexto, subrayó los errores de gestión y visión de los sistemas municipales de administración de agua potable, pues de continuar esta situación todo perfila a una grave crisis de abastecimiento del vital líquido. Esta situación ya la padecen, de manera temporal, ciudades como Xalapa, Veracruz y Boca del Río.
Leal Ascencio explicó que uno de los males funcionamientos de las plantas de tratamiento consiste en que las aguas pluvial y residual están en el mismo conducto; así, la primera se contamina y la segunda se diluye, por lo que no está garantizado el proceso, y aún así son vertidas a los ríos.
Como un buen ejemplo del cuidado de los ríos, mencionó el primer caso de que se tiene registro en la entidad: Coatepec. Ahí se ha introducido, en alguna zona de la ciudad, la separación de caudales, así el agua residual llega a las plantas de tratamiento y la pluvial se va directamente al río. Situación que, insistió, se practica en Inglaterra desde hace 150 años.
“En Inglaterra se prohibió en 1855-56 el verter agua residual a los ríos por una epidemia de cólera que hubo. Hicieron esa conexión. Científica y médicamente no había la conexión de que el agua residual es la que enferma y ahí se demostró”, subrayó María Teresa Leal.
En cambio, en México la separación de caudales es escasa, salvo en situaciones como la de toda la península de Yucatán, pues al tratarse de una meseta no tienen drenaje.
Otro ejemplo que citó es Aguascalientes, donde el agua tratada se infiltra al subsuelo y alimenta los acuíferos. Un caso más que mencionó fue el de Tijuana, pues su agua residual es tratada por San Diego, Estados Unidos, y éste le cobra el servicio y se queda con el agua ya tratada.
La investigadora concluyó que siempre se presume que en el país hay muy buenas leyes, sin embargo, en cuestión del agua “no es tan cierto, pues hay un retraso”.