La situación del sector cultural en México está afectada por la falta de reconocimiento de parte del Estado y la ausencia de generación de conocimiento sobre políticas culturales, coincidieron en señalar especialistas en el evento “Nuestra cultura. Integrando ideas” organizado por estudiantes de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad Veracruzana (UV).

Fue en el panel de discusión “2 escenarios, 2 fusiones”, donde Antonio Mier Hughes, catedrático del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); Homero Ávila Landa, investigador del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la UV, y Eduardo Nivón Bolán, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), hablaron respecto a las carencias del sector cultural.

Mier Hughes puntualizó que una política cultural bien planteada debe tener como objetivo promover la sustentabilidad económica de las actividades artísticas y culturales, éste sería el principio básico que debe regir pero en la práctica no sucede de esta forma: “Esa política cultural, desafortunadamente en esta administración no se ha visto”.

Retomando una investigación del Centro de Apoyo de Estudio a las Finanzas Públicas en la que se analiza el gasto público, citó algunas cifras: “Se habla que en la última década, el gasto público orientado a actividades culturales casi se ha triplicado. Estamos hablando que se asignaban 4.2 mil millones de pesos en el año 2000, en 2011 fueron 14.2 mil millones, un crecimiento real anual en promedio de 5.6 por ciento en términos absolutos, es decir, eliminando el efecto inflacionario”.

Pero quien ha propiciado el incremento no es el Ejecutivo Federal, advirtió, sino “los mismos diputados y ha sido más fuerte en los últimos tres años, con la presente legislatura”.

Recalcó además que el sector cultural no está reconocido por el Estado, ni en las estadísticas: “El INEGI no lo tiene reconocido como tal, porque tenemos una carga que es el Tratado de Libre Comercio, ya que en el documento se definieron 20 sectores que son los productivos, de esa veintena no hay ninguno asociado con la cultura”.

Una política cultural se debe orientar principalmente pensando en las artes, señaló; debe fomentarse la detección de recursos humanos, “es importante que desde niños se tenga una liga con aquellos maestros que ubiquen talentos para canalizarlos a desarrollar sus capacidades”.

La otra vertiente es la formación de recursos humanos, necesaria en la parte artística y en la búsqueda de patrocinadores, así como tener administradores capacitados para las empresas culturales; esa formación tiene que ser más amplia, con mayor respaldo y vinculación, apuntó el economista.

En su intervención, Homero Ávila dijo que es necesario generar conocimientos respecto a las políticas culturales y el desarrollo económico, es decir, la dimensión económica del desarrollo cultural; “necesitamos diseñar sobre todo políticas que pretendan ser medianamente exitosas o eficientes en esta relación cultura-economía.

”Me parece fundamental, aparte del reconocimiento del sector cultural como un sector económico, que habrá que pensar en la instauración de ciertas medidas como la transparencia, la rendición de cuentas y el control sobre el recurso público.”

En ese sentido, Ávila Landa reconoció que es una relación compleja, que en la realidad se dan de manera conjunta o integrada y opinó: “No debemos obviar el tema de la economía en la cultura, pero tampoco podemos obviar que representa una polémica desde hace muchos años en México”.

Nivón Bolán comentó que uno de los problemas que se discute en las políticas culturales actuales a nivel mundial, incluso con cierto malestar, es el tema de la comercialización de la cultura, incluso de su vulgarización.

En el tema de la diversidad, una de las cuestiones que más ha generado debate es la cercanía entre las manifestaciones culturales locales con lo comercial, ya que para algunos en el caso de la música se corrompe cuando ingresa al circuito comercial, explicó.

“Parto de la hipótesis que es imposible separar la economía de la cultura, que es una utopía pensar en una producción cultural sin pensar en el aspecto económico, en todo caso es necesario encontrar los matices y la forma adecuada de hacer esta vinculación.”

Según el INEGI en México hay 20 sectores productivos. El ámbito cultural no es considerado uno de éstos.

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