Los accidentes cerebro-vasculares dejan secuelas por el resto de la vida del paciente, ya que el daño cerebral causado en la zona donde se interrumpió súbitamente el flujo sanguíneo le afecta en diferentes grados, causándole disfunciones que le incapacitan.

 

El tratamiento de estos percances es el objetivo de las dos nuevas patentes que obtuvo la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y las cuales derivan de los estudios que desarrollan los doctores en Ciencias Luis Camilo Ríos Castañeda, Marina Altagracia Martínez y Jaime Kravzov Jinich, investigadores adscritos al Programa de Desarrollo de Fármacos Huérfanos, con el fármaco dapsona, que contribuye a disminuir el número de secuelas.

 

Respecto de estas patentes, Ríos Castañeda, quien actualmente dirige el Departamento de Neuroquímica del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), sostuvo que estas dos nuevas patentes surgieron en tiempos recientes: una primera investigación encontró que la dapsona funciona como neuroprotector en el tratamiento de infarto cerebral y a esta patente siguió la de la creación de una nueva forma soluble de este medicamento.

 

Para apreciar la importancia que estas patentes pueden tener en el ámbito de la salud, el especialista recordó que a nivel internacional la enfermedad cerebro-vascular es la tercera causa de muerte en países desarrollados y la primera de discapacidad en el mundo; en México el infarto cerebral ocupa también el tercer sitio como causa de defunción.

 

Los resultados de las pruebas clínicas realizadas en 30 pacientes con infarto cerebral, a quienes se les suministró dapsona en presentación soluble en las primeras 12 horas posteriores al evento fueron publicadas en 2007 en la revista científica internacional Neurological Research, y está por terminar una segunda prueba clínica de 100 pacientes que será materia de un segundo artículo.

 

Ríos Castañeda indicó que los primeros resultados mostraron que 30 por ciento de los pacientes tratados resultó sin secuelas, cuando normalmente sólo ocho por ciento se recupera totalmente de un infarto cerebral.

 

Esto puede calificarse como un gran avance, si se considera que actualmente no existe en el mercado mundial ningún fármaco neuroprotector; la U.S. Food and Drug Administration (FDA) no tiene registrado ninguno con estas características.

 

Posterior a esta patente y tomando en consideración que la dapsona debe suministrarse al enfermo sin perder tiempo alguno para que el fármaco haga su efecto neuroprotector y mejore el pronóstico del paciente –cuanto más tiempo pasa mayor es el daño cerebral–, se pensó en el desarrollo tecnológico de la fórmula soluble para lograr la adsorción rápida del medicamento.

 

La forma soluble de la dapsona tiene entonces dos virtudes: permite que pueda suministrarse de forma intravenosa u oral (en estado líquido) a los pacientes en estado inconsciente que no pueden deglutir una tableta, y se adsorbe con rapidez lográndose así extender de 10 a 12 horas el tiempo en que puede aplicarse esta terapia, ya que la adsorción con otro tipo de formulación, como la suspensión o la tableta, llevaría aproximadamente dos horas.

 

La dapsona en presentación soluble cuenta ya con patente mexicana y se ha solicitado a 30 países más; ha aprobado ya el examen preliminar de la Oficina Europea de Patentes, por lo que se esperan buenas noticias al respecto.

 

Es necesario  aclarar que en este momento el medicamento no está disponible de forma abierta al público, pero el doctor Luis Camilo Ríos espera que a finales de 2013 cumplidas las regulaciones sanitarias del país y con el registro en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) el fármaco pueda ser producido y comercializado.

 

El experto agregó que la aportación de esta nueva tecnología puede ampliar su aplicación en el sector farmacéutico con la preparación de medicamentos para el tratamiento de epilepsia, lesión traumática de médula espinal, lesión cráneo-encefálica, hemorragia cerebral, lepra e infecciones por el hongo Pneumocystis carinii que causa neumonía.

 

El doctor Luis Camilo Ríos Castañeda es titular de seis patentes nacionales y dos  internacionales; ha publicado más de 160 artículos científicos en revistas internacionales con arbitraje sobre neurofarmacología y neuroquímica y tiene más de dos mil citas a sus publicaciones.

 

Ha sido ganador del Premio de la Fundación Glaxo-Wellcome, en dos ocasiones; Premio Gen, en dos ocasiones; Mención Honorífica del Premio CANIFARMA; Premio Luis Gallardo Ayala; y Premio de Investigación de los Institutos Nacionales de Salud, en cuatro ocasiones; así como el Premio Nacional de Química 2011.

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