Un terremoto le hizo perder literalmente la cabeza y uno de los colosos de Memnón, en el sur de Egipto, acaba de recuperarla por obra de un equipo internacional de arqueólogos. 

Con el contorno bien definido de uno de sus lados y la huella de la erosión marcada en el otro, esa cabeza de dieciséis toneladas fue presentada ayer descansando sobre los hombros de la gigantesca estatua, como no lo había hecho desde hacía unos 3.200 años. 

Después de diez años de trabajo, «colocar la cabeza ha sido como poner la guinda al pastel», comenta el arqueólogo español Miguel Ángel López, que ya levantó el grueso del cuerpo en 2012 y se ha encargado de lo que llama la mayor reconstrucción colosal del mundo. 

Según explica, se han utilizado un sistema de poleas y unos andamios de madera para ir subiendo, con la fuerza de más de veinte hombres, la parte superior de la figura pese a las presiones que ejercía. 

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