Investigadores del Hospital de Bellvitge en Barcelona, en colaboración con expertos del Hospital del Mar y la Universidad de Melbourne (Australia), han comprobado que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, conocido como TOC, poseen una mayor sensibilidad moral.
“Ante un problema de tipo moral, las personas que sufren dicho trastorno de la ansiedad muestran de forma significativa una mayor preocupación”, explica a SINC Carles Soriano, investigador del hospital catalán y uno de los autores del trabajo publicado en los Archives of General Psychiatry.
Mediante técnicas de resonancia magnética funcional, los expertos estudiaron las bases neurofuncionales de esta mayor sensibilidad moral. Así, se midieron las activaciones cerebrales de un grupo de 73 pacientes con TOC y 73 controles sanos ante la presentación de diversos problemas morales, en las que los sujetos debían optar entre dos alternativas de consecuencias muy negativas.
Por ejemplo, se les planteó el dilema del bebé que llora, clásico en las clases de filosofía. Se situaba hipotéticamente a los participantes en una guerra en la que soldados enemigos acechan su aldea y todos los vecinos se esconden en un sótano en el que hay un bebé que empieza a llorar. Si alguien no le hace callar, los soldados les descubrirán. ¿Sería lícito ahogar su llanto, con riesgo de asfixiarlo, para salvar a todos los demás?
“Las activaciones cerebrales mostradas ante esta cuestión moral se compararon con las mostradas ante elecciones triviales, como elegir entre el campo o la playa para pasar un fin de semana”, apunta Soriano.
Los resultados verificaron que los sujetos con TOC sufren una mayor activación que los controles durante las situaciones de dilema moral en regiones de la corteza orbitofrontal, especialmente en su parte medial, una región relacionada con los procesos de toma de decisiones y con el desarrollo del sentimiento de moralidad.
“Estos datos permiten por primera vez objetivar la existencia de disfunciones cerebrales relacionadas con alteraciones en cogniciones complejas, como el sentimiento de moralidad”, continúa el investigador catalán. “Esto nos permite profundizar en la caracterización de los mecanismos cerebrales alterados en el TOC”.
Compulsiones para la ansiedad
El TOC se caracteriza por pensamientos persistentes, denominados obsesiones, que producen temor o preocupación y por conductas repetitivas, denominadas compulsiones, dirigidas a reducir la ansiedad asociada. Afecta al 2% de la población.
Se pueden diferenciar distintos tipos de pacientes afectados. “La mayoría se caracteriza por obsesiones de contaminación y compulsiones de limpieza, o por dudar de haber realizado correctamente algunas acciones importantes, como cerrar la llave del gas, lo que les lleva a comprobar reiteradamente si han realizado dichas acciones”, cuenta Soriano.
Existen además otros tipos de obsesiones y compulsiones, como las que presentan los pacientes que necesitan que los objetos de su alrededor estén perfectamente ordenados y en simetría, o las que presentan los pacientes que acumulan diversos tipos de objetos de los que no pueden desprenderse.
Por último, hay también pacientes con pensamientos involuntarios e indeseados de tipo sexual o religioso, que dudan de haber realizado algún tipo de conducta sexual no aceptable para ellos o de haber blasfemado. “Este último grupo de pacientes se identifica precisamente por ser de lo que presentan un mayor grado de hipersensibilidad moral”, concluye el investigador.
Referencia bibliográfica:
Ben J. Harrison; Jesus Pujol; Carles Soriano-Mas; Rosa Hernández-Ribas; Marina López-Solà; Hector Ortiz; Pino Alonso; Joan Deus; José M. Menchon; Eva Real; Cinto Segalàs; Oren Contreras-Rodríguez; Laura Blanco-Hinojo; Narcís Cardoner. “Neural Correlates of Moral Sensitivity in Obsessive-Compulsive Disorder”. Arch Gen Psychiatry 2012; 69(7):741-749.