Desde la placenta, buscan los genes que predisponen a la obesidad, científicos mexicanos


Las plagas, los patógenos y las malezas causan pérdidas por más del 40% del suministro mundial de alimentos. Bajo condiciones de cambio climático, se espera que este problema aumente, por lo que es necesario apoyarse en la biología y ecología de las plantas agrícolas y sus plagas para encontrar nuevas formas de manejo y explotar las que existen actualmente, señala uno de los artículos del más reciente número de la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), correspondiente a julio-septiembre.

Carolina Ureta, Adriana Espinosa y Elizabeth Ureta, autoras del mismo, dan ejemplos de trabajos científicos que estudian la interacción de plantas y sus plagas bajo posibles condiciones de cambio climático. Tal es el caso de un estudio que mostró que los cambios en la precipitación tienen efecto en los patrones de migración de la langosta del desierto que devasta cultivos en África, Medio Oriente y Asia.

Otro ejemplo es una investigación hecha por 30 años en Gran Bretaña que relaciona la migración de cinco especies de pulgón con el aumento de la temperatura. Los resultados mostraron que el incremento en la temperatura invernal de 1°C adelantó la migración de los pulgones entre cuatro y 19 días (dependiendo de la especie). Si el calentamiento global sigue incrementando la temperatura invernal, advierten las autoras, posiblemente la migración se adelante cada vez más.

Se espera que el cambio climático también repercuta en nuestro país. De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica Fitosanitaria, la sequía prolongada y el incremento constante de temperaturas, al igual que otros fenómenos derivados del calentamiento global como ciclones y nortes de mayor intensidad, favorecerá de manera general a las especies de insectos que son invasoras (en particular las que son transfronterizas) más que a las nativas y establecidas, ya que están adaptadas a mayores extremos de temperatura y, por tanto, muestran una mayor plasticidad ecológica.

Tan solo entre 1999 y 2009, reporta este mismo organismo, se introdujeron al país al menos 26 plagas, algunas introducidas por la movilización de mercancías en el comercio internacional, y otras por su capacidad inherente de dispersión o por eventos meteorológicos como los ciclones, mismas que fueron notificadas oportunamente.

Una alternativa integral

¿Ante este panorama, cómo se pueden controlar y erradicar a los organismos que atacan nuestros cultivos? Desde 1940, los plaguicidas o pesticidas son la vía más común para atacar las plagas. De hecho, se estima que en nuestros días un laboratorio tiene que probar entre 40 mil y 50 mil componentes para identificar uno que sea viable como pesticida y que cumpla con estándares altos en términos de efectividad y preservación del ambiente, además de que sus impactos en la salud humana sean los mínimos posibles.

“Sin embargo, difícilmente se encontrará el pesticida perfecto, por lo que hay que tratar de hacer uso de todas las técnicas de manejo de plagas con las que contamos”, afirman las investigadoras autoras del artículo de la revista Ciencia. El Manejo Integral de Plagas (MIP), agregan, es una estrategia relativamente reciente que se basa en el conocimiento de la ecología de los sistemas agrícolas y su objetivo no es erradicar las plagas, sino controlarlas por debajo de las densidades que puedan provocar un daño económico.

Esta estrategia incluye varios métodos compatibles y complementarios tales como el control, el uso de variedades de plantas resistentes, la implementación de prácticas culturales amigables y efectivas, el control biológico, mecánico, físico, control legal, y el uso de plaguicidas.

“Para aplicar un MIP es necesario el compromiso, invertir tiempo y esfuerzo, y contratar especialistas que den asesoramiento, porque el objetivo de este manejo es crear medidas de control que se ajusten a cierto problema de plaga en particular y por ello se trata de medidas que no se pueden generalizar. Esta situación es la principal razón por la que los agricultores no aplican tan frecuentemente un MIP como lo hacen con los plaguicidas químicos”.

Aquí radica la necesidad de impulsar políticas públicas que faciliten el acceso a un Manejo Integral de Plagas, sostienen, para los grandes productores, la inversión en asesoramiento debiera ser obligatoria; en el caso de los pequeños productores, deberían organizarse seminarios y campañas de capacitación para el uso adecuado de plaguicidas químicos y ofrecer consejos generales sobre otro tipo de técnicas de manejo de plagas.

“Es muy importante que sigamos apostando a la biotecnología, pero no podemos dejar de lado la ecología y la fisiología de los organismos que pueden ser claves en el manejo de las plagas”, concluyen.

Además de este texto, la revista Ciencia de la AMC de julio-septiembre, dedicada a Guillermo Haro y el Cosmos, ofrece artículos con temas diversos sobre el Universo escritos por reconocidos especialistas; así como otras aportaciones libres como las tituladas “Cuando las hormigas se convierten en plaga”, “Las maravillas de la vida en el pasado” y “Arrollos comunitarios, fuente de vida agotable”, entre otras.

Foto: Tomada de la revista Ciencia

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