Uno de los indicadores de salud en las células es el estado del ADN y sus contenedores, los cromosomas, de forma que cuando estos se fusionan o sufren aberraciones pueden ser fuente de enfermedades como el cáncer o acelerar procesos de envejecimiento.
Según un estudio desarrollado por el equipo de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), una disminución sostenida en el tiempo en la ingesta de alimentos resulta en un incremento en la longitud de los telómeros –extremos de los cromosomas– en ratones de edad adulta, lo que ejerce un efecto protector sobre el ADN y el material genético.
Estos efectos beneficiosos sobre la juventud de los cromosomas se traducen en una menor incidencia de cáncer, entre otras enfermedades asociadas al envejecimiento.
Los ratones a los que se les administró una menor ingesta calórica presentaron una reducción en la incidencia de cáncer
Para la realización del estudio, publicado esta semana en la edición digital de la revista PLOS ONE, los investigadores partieron de ratones jóvenes –de tan sólo tres meses de edad–, a los que redujeron la ingesta calórica en un 40% para seguirlos hasta el final del ciclo de vida.
“Vemos que los ratones sometidos a una restricción calórica presentan una velocidad de acortamiento de los telómeros menor respecto a los que han sido alimentados con una dieta normal”, declara Blasco. “Estos ratones presentan, por consiguiente, telómeros más largos en la edad adulta, así como una menor incidencia de aberraciones cromosómicas”.
Además, los investigadores siguieron la incidencia de enfermedades asociadas a la edad, como el cáncer, y observaron que los ratones a los que se les había administrado una menor ingesta calórica presentaban una reducción en la incidencia de cáncer.
Asimismo, estos ratones también presentaron una menor incidencia de otras enfermedades asociadas a la edad, como la osteoporosis, o una mayor capacidad en la captación de glucosa o mejoras en la coordinación motora.
Ratones un 20% más longevos
Cuando los investigadores realizaron estos mismos experimentos con una variedad de ratones que producen más telomerasa –proteína que alarga los telómeros y protege los cromosomas–, observaron que estos no solo gozaban de mejor salud, sino que vivían hasta un 20% más de tiempo.
“Creemos que este aumento tan significativo en la longevidad es debido al efecto protector contra el cáncer que ejerce la restricción calórica –la incidencia disminuye un 40% si la comparamos con la de los ratones que producen más telomerasa y tienen una dieta normal–, y que, sumado a la presencia de telómeros más largos, hace que los ratones vivan más y mejor”, aclara Blasco.
Pese a que los efectos de la restricción calórica dependen de las características genéticas de cada organismo, esta investigación abre la vía para el estudio que otros factores o hábitos de vida, como el tabaco o el ejercicio, puedan tener sobre el envejecimiento.
Por último, se calcula que en la actualidad hay más de 10.000 personas en todo el mundo que se someten a una restricción calórica de forma controlada, por lo que el seguimiento de estos individuos será determinante para conocer el efecto de este tipo de dietas en humanos.
Referencia bibliográfica:
Elsa Vera, Bruno Bernardes de Jesus, Miguel Foronda, Juana M. Flores, Maria A. Blasco. “Telomerase reverse transcriptase synergizes with calorie restriction to increase health span and extend mouse longevity”. PLOS ONE (2013). doi: 10.1371/journal.pone.0053760