A pesar de los últimos avances en materia de regeneración genética por medio de células troncales, es difícil que se apliquen en corto plazo en pacientes humanos, aseveró Horacio Merchant Larios, miembro del Instituto de Investigaciones Biomédicas e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al participar en la celebración del vigésimo aniversario del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV) con la conferencia “Células troncales: bases biológicas y expectativas en la medicina regenerativa”, el investigador aclaró el uso de los términos células madre y células troncales.
“Es inapropiado llamarlas células madre, el término no es adecuado; es preferible nombrarlas células troncales, el concepto básico es que las células germinales serán las únicas que transmiten la información genética”, dijo.
Precisó que los científicos españoles “las bautizaron como células madre; a mí no me gusta el término, además de que no es adecuada la traducción de ‘stem’ a madre, lo más cercano en español es troncal, en el sentido de un tronco que es capaz de ramificarse”.
Merchant Larios añadió que “el concepto básico, que será aplicado tanto para la clonación como para las células troncales, debe partir de que las únicas células capaces de transmitir información genética de una generación a otra son las células germinales”.
En el caso de los mamíferos, dijo, es muy claro que la célula que tiene no sólo la información genética sino los factores responsables de iniciar el proceso de desarrollo a partir de la fertilización, “es el ovocito fertilizado, llamado cigoto”.
En esta célula reside toda la base de la información, detalló, “no sólo el ADN; el contexto mínimo al que puede reducirse un problema biológico es la célula, no a partir de ADN”, pues se piensa que “hay que estudiar el ADN y lo que produce porque con eso conocemos todo, pero el ADN no evolucionó solo, cambió como un sistema”.
Respecto a Ian Wilmut, científico inglés que en 1997 clonó a la oveja Dolly, Merchant Larios comentó: “Él era veterinario, eso es interesante. Lo que buscaba su equipo era lograr la clonación con la idea de hacerse millonarios, pues si conseguían clonar un caballo que vale un millón de dólares, imagínense. La idea detrás iba hacia una cosa práctica, como clonar vacas de alto registro, todo eso tecnológicamente y desde el punto de vista lucrativo hizo que, con bastantes recursos y un equipo bien preparado, durante años intentaran hasta lograr la clonación”.
Una vez que esto sucede, independientemente del escándalo en los medios, comenzó a surgir la posibilidad de emplear este tipo de tecnología con fines terapéuticos; sin embargo, “trabajar con células de humanos es un tema que ha sido muy atacado, aun dentro del medio médico y científico, ello generaba un problema ético”, reconoció.
Posteriormente surge el interés en la comercialización, cuando es posible tener en laboratorio “una reserva de células humanas con capacidad de regenerar cualquier tejido en individuos adultos. Si tenemos en laboratorio un banco de células a las cuales yo puedo manipular e inducir para diferenciarse, en el sentido que interesa al paciente –y a mí para hacerme rico-, despertó una expectativa gigantesca a nivel mundial”.
En la actualidad hay una enorme cantidad de alternativas; no obstante, opinó que “los métodos empleados para introducir genes de reorganización transgénica son de alto riesgo para el empleo de células troncales en la medicina regenerativa”.
El investigador recalcó ante los asistentes que “en realidad en biología no tenemos copias idénticas de nada; cada vez que una célula se divide –ya no se diga un organismo completo– no forma nada idéntico, potencialmente hay diferencias y en caso de las células troncales es una verdadera amenaza para intentar manipular esto en laboratorio y obviamente tratarlo en humanos”.