Para conocer la percepción pública del impacto que las acciones humanas producen en los océanos, un grupo de investigadores realizó una encuesta a 10 mil 106 personas de 10 países europeos. Entre los resultados destaca que la mayoría de los encuestados perciben los impactos antropogénicos (como resultado de actividades humanas) como inmediatos y consideran que la contaminación de los océanos, la sobrepesca y la acidificación de los océanos son los principales problemas.
Al respecto, Juan Carlos Castilla, ganador del Premio México de Ciencia y Tecnología 2012, considera que si bien no se puede negar que existe contaminación en los océanos, “la sobreexplotación de los recursos marinos es un problema que tendrá mayor impacto en los próximos 5-10 años, mientras que los efectos del cambio climático en los océanos se verán acentuados dentro de 50 años o más”.
El estudio que lleva por título Public awareness, concerns, and priorities about anthropogenic impacts on marine environments -Sensibilización del público, preocupaciones y prioridades sobre el impacto antropogénico en los ambientes marinos-, publicado en PNAS, la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, en el que el doctor Castilla participó, consistió en aplicar cuestionarios vía internet a personas de diferentes niveles socioeconómicos y de diversas regiones de España, Estonia, Alemania, Italia, Noruega, Irlanda, Países Bajos, Reino Unido, Francia y República Checa. Lo anterior, con el fin de conocer las preocupaciones sobre los impactos de las actividades del ser humano en los sistemas marinos, medir la confianza que las personas tienen en diferentes fuentes de información, y cuáles consideran deben ser las prioridades políticas y de financiamiento para resolver los problemas que afectan a los océanos.
Otro resultado de esta encuesta se refiere a que el 57% de las personas consultadas cree que las acciones individuales no sirven para solucionar los problemas de los océanos, y que el impacto de la acción humana ya se ha producido o falta poco tiempo para que estos efectos sean visibles.
En este sentido, en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), apuesta por la educación y ve como uno de los principales desafíos, para los investigadores que trabajan con temas del mar, llevar con carácter de urgente el conocimiento científico a la sociedad. “En general, en Latinoamérica desde hace 30 años se ha levantado conocimiento de muy alta calidad acerca de nuestros océanos, pero en su mayoría está capturado en artículos científicos escritos en inglés y publicados en revistas especializadas; creo que es el momento de que un grupo de científicos nos pongamos de acuerdo y traslademos esa información a un lenguaje comunicativo, con el fin de que llegue a la población, en especial a los niños”.
Conservar el mar
La conservación de la biodiversidad marina, que se puede entender como el cuidado, el respeto y el uso sustentable de los recursos, resulta difícil de lograr, en parte porque sólo vemos la superficie del mar, la zona entre mareas o los grandes animales y algas marinas que resaltan ante nuestra vista. “Se puede decir que somos semi-ciegos ante el mar y que vemos el 0,1% o menos de los sistemas marinos”.
Desde el punto de vista biológico y oceanográfico, el mar es un sistema complejo, ya que está conformado por columnas de agua, corrientes marinas y el sustrato marino, además de los organismos que están asociados a cada zona y que conforman microhábitats. Y dada esta complejidad, los trabajos de investigación del doctor Castilla están centrados en entender cómo funcionan los sistemas marinos costeros, incluyendo la presencia del ser humano como pescador.
En su artículo Conservation and social-ecological systems in the 21st century of the Anthropocene era -Conservación y sistemas socio-ecológicos en el siglo 21 de la era del Antropoceno-, que publicó como parte del Premio Ramón Margalef de Ecología 2011, el especialista en manejo y protección de los ecosistemas marinos, concluye que la conservación y la sustentabilidad son un campo de juego, en el que los sistemas naturales -incluyendo a los seres humanos- y el bienestar humano están en constante acción, y somos nosotros los que, finalmente, determinamos el enfoque racional o no del juego para asegurar su continuidad.
“No es sólo el mar, sino las diversas interacciones que se dan en él, me interesa saber quién se come a quién, qué pasa si introduces o extraes algo del sistema, o qué sucede con la presencia de los pescadores. Trato de entender el funcionamiento de los sistemas marinos para utilizar de manera sustentable los recursos; entonces mi finalidad última no es el mar, sino el bienestar humano”, dijo el biólogo marino más citado de Latinoamérica, con más de 15 mil menciones.
Al respecto de la conservación de los mares, el investigador ve en esta acción el manejo adecuado de las áreas naturales, pero señala que debemos ser cuidadosos, ya que en Latinoamérica muchos pescadores y comunidades viven de los recursos naturales. Por ello, en vez de establecer sólo zonas protegidas a las que nadie pueda entrar, el doctor Castilla sugiere una combinación entre áreas en las que no entre nadie, áreas semiprotegidas y áreas manejadas por los pescadores; aunque este modelo de conservación no existe en Latinoamérica, comienza “poco a poco” a implementarse en Chile.
El mar, los pescadores y la ciencia
Durante su estancia en México, en enero pasado, el investigador chileno dio pláticas dirigidas a estudiantes, profesores y pescadores en el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías en Boca del Río, Veracruz; en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Unidad Académica de la UNAM en Mazatlán y en Puerto Morelos, donde también se encontró con estudiantes de posgrado para compartir sus avances científicos, así como en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
“En Veracruz hablé con cerca de 15 pescadores y en Cancún con cuatro extraordinarios líderes, detrás de ellos hay de 500 a 600 pescadores, y me pareció que la investigación que se realiza en México está distante de las personas. Mi mensaje sería, entonces, llevar la ciencia más cerca de las personas, en este caso de los pescadores, pero también de la educación y de los políticos para poder cerrar el círculo y lograr que las leyes estén basadas en la ciencia y en las necesidades reales de los usuarios”.
(AMC)