Luego de 20 días de trabajar en el desierto de Coahuila, dentro del Ejido Guadalupe Alamitos, municipio de General Cepeda, paleontólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con apoyo del ayuntamiento local, recuperaron 50 vértebras completas de la única cola articulada de dinosaurio que hasta el momento se ha descubierto en México.

De manera muy lenta para no romper lo que la naturaleza mantuvo intacto desde hace 72 millones de años, los paleontólogos quitaron la roca sedimentaria que cubría las vértebras del animal y descubrieron el esqueleto de una larga cola de hadrosaurio que alcanza cinco metros; las 50 vértebras excavadas permanecen unidas entre sí como cuando el dinosaurio habitaba el planeta.

Por estudios de biología se sabe que el tipo de dinosaurio al que pertenece el ejemplar poseía entre 50 y 70 vértebras caudales. Además del esqueleto de la cola, en los 20 días que lleva la excavación se han recuperado huesos largos y de la cadera. Las características de las vértebras caudales y sacras han permitido distinguir que se trata de un hadrosaurio o pico de pato con cresta —nombrado científicamente como Lambeosaurino—; aunque aún no es posible especificar la especie porque se necesita encontrar más huesos.

Lo anterior fue informado por la paleontóloga del Centro INAH-Coahuila, Felisa Aguilar, quien dirige la excavación conjuntamente con su colega de la UNAM René Hernández; la especialista explicó que la cola equivale a la mitad del esqueleto, lo que quiere decir que prácticamente se conservó articulada media parte del cuerpo del hadrosaurio, cuya longitud total se calcula en 12 metros.

Destacó que la recuperación de este esqueleto es de gran importancia para la paleontología mexicana porque es muy raro encontrar este tipo de ejemplares con la mayoría de sus huesos unidos.

“Para el estudio biológico de los dinosaurios este hallazgo es importante porque vamos a tener una secuencia que permitirá conocer las características de las vértebras. Se observa cómo se van diferenciando en tamaño dependiendo de su posición en la columna vertebral”, dijo el maestro en Ciencias Ángel Ramírez Velasco, miembro del equipo de paleontólogos de este proyecto.

Además, resaltó que “muestra el espacio donde se hallaba el tejido cartilaginoso entre vértebras, lo que ayudaría a estudios de biomecánica de la cola”.

Asimismo, Felisa Aguilar destacó que en el lugar de la excavación se han encontrado otras partes del esqueleto, entre éstas los huesos de las extremidades, y piensan que debajo de la cola está el resto del ejemplar.

Reiteró que en México es la primera vez que se encuentra una cola articulada, mientras que en otras partes del mundo se han localizado con poca frecuencia. El esqueleto fue hallado por José y Rodolfo López Espinoza, a principios de mayo de 2005. En junio de 2012 fue reportado al INAH, y luego de una inspección para corroborar el hallazgo se procedió a elaborar el proyecto de rescate, mismo que dio inicio luego de ser aprobado por el Consejo de Arqueología del Instituto.

El rescate se lleva a cabo con apoyo del gobierno municipal de General Cepeda, a través del edil José Guadalupe Sánchez Rangel, quien cedió un espacio del ayuntamiento para acondicionar el laboratorio a donde se trasladará el esqueleto en las próximas semanas.   

 

Técnicas de excavación

 

La paleontóloga Felisa Aguilar detalló que la temporada de campo para recuperar el esqueleto del hadrosaurio comenzó el 2 de julio; se trata de un rescate que ha requerido de sumo cuidado para no perder la articulación de los huesos, por lo que se sigue una técnica que en paleontología se conoce como “de cantera”.

Dicho procedimiento consiste en remover la roca sedimentaria de los fósiles siguiendo un plano horizontal por capas; además, mientras se van liberando los materiales se revisa el contexto: la orientación de los restos fósiles y el tipo de sedimento que compone cada estrato que circunda los vestigios a excavar.

Aguilar detalló que el rescate comenzó con la limpieza de la superficie y el establecimiento de la retícula de excavación. “Originalmente pensamos que nuestra área de trabajo iba a ser de 3 por 6 metros, pero conforme se fue liberando el esqueleto hubo la necesidad de ampliar hasta llegar a los 4 por 8 metros, siguiendo la orientación de los restos óseos”.

“Antes de remover los huesos, limpiamos la superficie para visualizar hasta dónde llega la articulación, y conforme iba saliendo el material decidíamos cómo seguir excavando”, explicó Aguilar.

Asimismo, abundó, se hicieron registros fotográfico, de dibujo y video de todo el proceso para no perder ningún detalle de la articulación, para que antes de retirar los huesos se saque un molde y se elabore una copia fiel de cómo estaba el organismo al momento de morir, esto con fines de investigación y educación.

La paleontóloga refirió que también es necesario analizar el tipo de ambiente en el que se encontró el hadrosaurio, y revisar cada material para descartar cualquier evento natural como causa de su muerte, pero por las características hasta ahora analizadas consideran que falleció por causas naturales.

El hadrosaurio se descubrió en el municipio de General Cepeda, a 15 kilómetros del sitio Las Águilas y a 20 kilómetros de Rincón Colorado, que son los más importantes yacimientos paleontológicos de Coahuila, lo que va complementando el mapa de distribución de los dinosaurios.

Señaló que por razones de conservación es imposible dejar la cola del hadrosaurio en el lugar donde se encontró. Se trasladará a la cabecera municipal, a un espacio que se acondicionará como laboratorio para limpiarla, consolidarla y realizar la identificación de cada hueso, lo que permitirá determinar la especie de la que se trata. El ejemplar será trasladado en partes, para evitar cualquier fractura, y en el laboratorio, luego de su limpieza y consolidación, se volverá a armar.

Cabe destacar que el laboratorio se dejará abierto para que la gente de las poblaciones cercanas conozca el proceso de preparación, conservación e identificación.

En el salvamento participan también el biólogo José Luis Gudiño, alumno de posgrado del M. en C. René Hernández; José López Espinoza y la artista plástica Marisol Lara, colaboradores de la Sección de Paleontología del Centro INAH Coahuila.

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