Un velo vibrante: Las retorcidas ondas de choque de una explosión estelar

NASA/ESA/Hubble Heritage (STScI/AURA) – ESA/Hubble Collaboration. Acknowledgment: J. Hester (Arizona State Univ.)


Descubierta el cinco de septiembre de 1784 por el astrónomo William Herschel, la Nebulosa del Velo fue una vez una estrella. Ahora es una retorcida masa de ondas de choque que lucen seis veces más grandes que el plenilunio en el cielo.

Estas imágenes del Telescopio Espacial Hubble muestran solo una pequeña parte de la nebulosa, una región conocida como el nodo sureste. La nebulosa completa mide aproximadamente cincuenta años luz de radio, y está a una distancia de mil quinientos años luz.

Hace diez mil años la Nebulosa del Velo no existía. En aquel entonces era una estrella, mucho más grande y brillante que nuestro Sol, ardiendo furiosamente gracias al horno nuclear en su centro. Esas reacciones flaquearon conforme su combustible iba agotándose, hasta que la estrella colapsó y explotó.

Se estima que esto sucedió entre cinco mil y diez mil años atrás. Quienes observasen el cielo habrían visto una estrella brillar grandemente durante el curso de un día o dos. Habría sido más brillante que una luna creciente.

Este evento tan titánicamente destructivo se llama supernova. Las mediciones modernas muestran que una supernova es más brillante que la luz combinada de diez mil millones de estrellas normales. Durante el transcurso de alrededor de una semana nuestros ancestros habrán visto la bola de fuego consumirse en la oscuridad, solo para ser redescubierta miles de años después por William Herschel, como una bola de gases expandiéndose en el espacio.

La energía impartida en la colisión calentó el gas a millones de grados, causando que emitiese luz. El ancho de las ondas de esta luz depende de los átomos presentes en el gas excitado. En esta imagen el azul muestra el oxígeno, el verde el azufre y el rojo el hidrógeno.

Las explosiones de supernova son importantes porque proveen al universo de químicos pesados, construyendo todos los elementos más pesados que el hierro. Son raros en nuestra galaxia, con solo una o dos estrellas explotando durante el transcurso de un siglo.

Esta imagen fue tomada por la cámara WFPC2, y fue publicada por primera vez en julio de 2007.

ESA

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