Un grupo de académicas y académicos de la Universidad Veracruzana (UV) realiza un estudio sobre prácticas de acoso en espacios educativos, compartió María de Lourdes Guzmán Ibáñez, académica de la Facultad de Psicología, durante el 2º Encuentro Intrainstitucional de Estudios de Género, realizado en la USBI Xalapa.
Ante integrantes del Centro de Estudios de Género de la UV y de docentes y estudiantes de las regiones universitarias, Lourdes Guzmán comentó que hace 30 años fue víctima de acoso cuando solicitó trabajo en esta casa de estudios, práctica que -a decir de la investigadora- persiste.
Agregó que al escuchar a estudiantes que habían manifestado algún tipo de acoso decidió, junto con otros universitarios, iniciar un proyecto de investigación para conocer por qué no se denuncian los hechos y saber cómo califican sus prácticas los hombres que fueron identificados como acosadores.
En 2012 entrevistaron a 16 estudiantes de entre 18 y 24 años, la mayoría dijo desconocer que existe una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para defenderse. Tres de ellas declararon que son acosadas desde la secundaria o bachillerato, por lo que el acoso no es privativo de la educación superior.
La totalidad de encuestadas dijeron que eran acosadas por docentes y sólo dos dijeron que también lo son por alguno de sus compañeros. De las 16 sólo una denunció el acoso, pero las demás no lo hicieron por desconocimiento de sus derechos, por lo menos eso dijeron, aclaró la docente, o temor a represalias en sus calificaciones. Tampoco se denunció porque dicen que las autoridades no hacen nada, y porque un miembro de su familia, generalmente hermanos o hermanas, les recomendaron que no lo hicieran.
La docente explicó que en la actualidad se realizan entrevistas en otras facultades y hasta el momento se han encontrado resultados similares. Al tratar de conocer el punto de vista de los presuntos acosadores, no quisieron responder y lo único que dijeron fue: “Hay que enseñarles a los estudiantes que los maestros son coquetos”.
Para obtener una opinión masculina, indicó Guzmán Ibáñez, entrevistaron a hombres que realizaban prácticas de acoso y declararon que en alguna ocasión vieron actividades de acoso en su entorno. De la decena de entrevistados todos dijeron haber realizado algún tipo de presión para que mujeres salieran con ellos, y ocho dijeron que desconocen qué es acoso sexual.
La académica dijo que de las entrevistas realizadas a hombres y mujeres destaca que el silencio es el principal causante de que el acoso continúe. Por ello la tarea pendiente es organizar talleres de sensibilización acerca de los estudios de género y con trípticos que den a conocer los derechos de la mujer a una vida libre de violencia.
En el encuentro participó María Alejandra Sánchez Bandala, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, para presentar sus estudios sobre la probable disminución de violencia hacia las mujeres luego de recibir atención de forma colectiva. Destacó que en su estudio encontró que las mujeres también debían reconocer que ejercían algún modo de violencia hacia integrantes de su familia, por ejemplo los hijos para “controlarlos”.
Soledad de León Torres, del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la UV, habló sobre su experiencia como docente en la Universidad de Guanajuato de 2010 a 2011. Expuso que debido al flujo migratorio los niños se quedan en casas hogares, nichos de diferentes formas de violencia, calificó.
Aunado a ello, las mujeres que llegan a vivir a Guanajuato lo hacen en zonas marginadas y ponen a sus hijos en una situación de vulnerabilidad. Otro factor que afecta la violencia en la entidad es el catolicismo que impera en ciudades como León.
De la Universidad Veracruzana Intercultural participó Antonio Diderot Moreno, quien habló de la Casa de la Mujer Indígena de Zongolica, en donde mujeres impartieron cursos y talleres para brindar información sobre violencia. Sin embargo aseguró que con la obra de teatro Ya no más, cuya duración es de cinco minutos, lograron crear más conciencia en la población.
Marco Antonio Ruiz Rosas, de la Maestría en Salud Pública, habló de su investigación sobre violencia en las relaciones interpersonales afectivas en jóvenes de secundaria. Detectó que ésta se genera a edades más tempranas y que para ellos ya no existe sólo el noviazgo, sino diferentes formas de llamar sus relaciones, lo que indica que son diferentes las formas de autoconcebirse.