En el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2013 la Universidad Veracruzana (UV) y la Fundación Mediterránea Mare Terra instituyeron el Premio Hispanoamericano de Poesía “Ernesto Cardenal”, con el poeta nicaragüense como testigo de honor, el sábado 4 de mayo en el foro al aire libre de la Casa del Lago, ante más de 400 personas.
El rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, y el presidente de la Fundación Mare Terra, Ángel Juárez Almendros, formalizaron lo anunciado en febrero de este año en la ciudad natal de Ernesto Cardenal: Granada, Nicaragua.
Arias Lovillo mencionó que el propósito del Premio es preservar la obra de uno de los mayores talentos de las letras españolas. Agregó que es un honor que Ernesto Cardenal aceptara que la Universidad impulsara este Premio Hispanoamericano de Poesía, y recordó que el poeta nicaragüense –que además es Doctor Honoris Causa de esta casa de estudios- cedió los derechos para que la Editorial universitaria publicara la antología de su obra.
Informó que el premio se entregará en el archipiélago de Solentiname, en Nicaragua, una comunidad que impulsa el más destacado defensor de la Teología de la Liberación en América Latina.
Minutos después de la instauración del premio, Ernesto Cardenal ofreció un recital de poesía que duró casi una hora, acompañado del también poeta José Luis Rivas, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, quien además de dar una semblanza del nicaragüense, habló del quehacer poético.
A través de su poesía, Ernesto Cardenal describió su vida, el amor y la belleza de las muchachas; el amor a Dios y su estancia en un monasterio en Estados Unidos; la llegada al seminario y el sacerdocio; los momentos y las personas que contribuyeron a que valorara a los indios de América; su llegada al archipiélago de Solentiname; su afinidad con la revolución sandinista; el triunfo de ésta, y la muerte de un ser querido.
Con los versos de 2 AM reiteró su espíritu crítico, que incluye a la propia Iglesia Católica: “Afuera los primeros pájaros cantan tristes, llamando al sol. Es la hora de las tinieblas. Y la iglesia está helada, como llena de demonios, mientras seguimos en la noche recitando los salmos”.
Con Las ciudades pérdidas, homenajeó a los mayas: “Ahora son reales los animales que estaban estilizados en los frescos y los príncipes venden tinajas en los mercados. ¿Pero cómo escribir otra vez el jeroglífico, pintar el jaguar otra vez, derrocar los tiranos? ¿Reconstruir otra vez nuestras acrópolis tropicales, nuestras capitales rodeadas de milpas?”
También compartió el primer poema después del triunfo de la revolución, Las loras y no faltó su Oración por Marilyn Monroe. El recital concluyó con el poema sobre la muerte de un ser querido, el guerrillero Laureano Mairena.