“El inconsciente manda a la mente toda clase de brumas, seres extraños, terrores e imágenes engañosas, ya sea en sueños, a la luz del día o de la locura, porque el reino de los humanos oculta, bajo el suelo del pequeño compartimento relativamente claro que llamamos conciencia, insospechadas cuevas de Aladino. No hay en ellas solamente joyas, sino peligrosos genios: fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas que no hemos pensado o que no nos hemos atrevido a integrar a nuestras vidas, y que pueden permanecer imperceptibles.”
Joseph Campbell
El héroe de las mil caras (1972)
Introducción
Nunca tuve una afición lúcida hacia el psicoanálisis, jamás fui proclive a respetar dogmáticamente sus mandamientos y de hecho el “patriarca” Freud, encuentra en mí como en muchos otros Psicólogos una sana y necesaria oposición. Adicionalmente, siempre me ha generado sonoras carcajadas observar como algunos psicoanalistas realizan un esfuerzo casi demencial por parecerse a su “Tata Freud” e insisten en suponer que la generación de ciencia y la enseñanza rigurosa son sinónimos de terapia; sin embargo todo ello no significa reconocer que el psicoanálisis constituye un paradigma insoslayable. Cualquier persona cercana al campo de la salud mental ha escuchado de sus conceptos y quizás en algún momento cómo la mayoría de los investigadores más prominentes de nuestra ciencia han tenido un acercamiento a la teoría psicoanalítica que ha marcado su trayectoria profesional.
Por eso me anime a escribir este artículo para ti, no es un ensayo, ni siquiera un resumen, es sólo un texto didáctico y divulgativo, un modesto aporte que espero nos ayude a todos a comprender o hacernos más “bolas” pero con lógica y sentido en torno al Psicoanálisis y sus ideas fundamentales, particularmente el llamado determinismo inconsciente y sus implicaciones en la conducta humana.
Es muy importante aclararte dos asuntos mientras lees el texto:
- Psicología y Psicoanálisis guardan una relación estrecha, sin embargo no son lo mismo. Ambos han realizado contribuciones mutuas a la comprensión de la personalidad y la conducta humana, no obstante en este momento histórico el vínculo más cercano que mantienen es solo el prefijo “Psico”.
- El Psicoanálisis en sentido estricto no constituye una ciencia, sino más bien un arte, un discurso y una práctica clínica que ha sido conformada por la experiencia empírica y la inferencia de fenómenos mentales que pueden manifestarse en la conducta de las personas.
La Teoría Psicoanalítica es amplia y compleja; su creador Sigmund Freud la desarrolló a lo largo de casi cincuenta años de trabajo teórico y clínico, sin dejar nunca de ejercer la autocrítica y la necesidad de introducir cambios conceptuales y prácticos derivados de la experiencia clínica. En Psicología se dice que existen tres grandes fuerzas, paradigmas o líneas de pensamiento, a saber, en orden cronológico son; Psicoanálisis, Conductismo y Humanismo. La pregunta obligada será: ¿Por qué el Psicoanálisis nos está ocupando? Una probable respuesta es que la teoría psicoanalítica recupera la noción de sujeto y sostiene la idea de que el hombre es libre en su palabra y que su destino no está limitado a su ser biológico. Actualmente las pretensiones de la mayoría de las ciencias intentan reducir al hombre a una especie de maquinaria química, física, biológica y molecular.
Freud nos heredó una de las preguntas más importantes que se han planteado en la historia de la humanidad. ¿Qué es la mente y cómo funciona? La naturaleza de la mente humana ha sido motivo de estudio y pensamiento profundo de las mentes más brillantes desde los principios de la historia. La importancia de este tópico es obvia. El hecho de que el Homo Sapiens es ‘»sapiens'» se debe fundamentalmente a esta asombrosa capacidad de la mente humana para generar ideas, recordar, sentir, reconocer y establecer vínculos, producir emociones y resolver problemas.
La “mente” es uno de esos fenómenos que se ha confrontado miles de años antes de los griegos y que seguramente seguirá investigándose miles de años después del inicio de la sociedad de la información que ahora vivimos con tal intensidad. ¿Qué es la mente y cómo funciona? es una pregunta tan antigua como los dibujos rupestres de las cuevas de Altamira y tan moderna como los procesadores de las computadoras, sin embargo Sigmund Freud tuvo el mérito y el valor de buscarle una explicación totalmente creativa, profunda y quizás irreverente a la mente humana desde una visión cualitativa que enfatizaba el papel de la sexualidad, el lenguaje, los instintos, la razón y la propuesta de un aparato psíquico que representan “regiones diversas” de la mente en la búsqueda de respuestas para los Psicólogos y los especialistas en la salud mental.
El punto que deseo enfatizar es que estos tres paradigmas no son mutuamente exclusivos. Lo que importa es estar conscientes del tipo de explicaciones e intervenciones que llevamos a cabo en nuestras actividades con nuestros usuarios. Más allá del tipo de paradigma que usemos en cierto momento de nuestra práctica profesional, lo que debe interesarte es darte cuenta del tipo de “Psicología” que estás promoviendo.
El psicoanálisis, el conductismo y el humanismo son partes contiguas de un todo como los colores del arco iris que lentamente se desvanecen uno en el otro. Manteniendo la metáfora del color, estos tres paradigmas no son partes discretas como tres colores de un vitral, sino la imperceptible mezcla de un color en otro como en una pintura al óleo. Todas éstas, a su modo y adoptando distintas metodologías han sido firmes en su propósito de conocer al hombre y buscar su bienestar emocional. El caso del psicoanálisis es suigéneris, ya que encontrarás respecto a él posiciones polarizadas en la ciencia psicológica; hay quienes lo aman y otros tantos que literalmente lo aborrecen.
Psicología y Psicoanálisis
El psicoanálisis es ante todo una teoría sobre la mente humana, una modalidad terapéutica que atiende ciertos problemas emocionales, una metodología de investigación psicológica, un arte, una práctica e incluso un fenómeno social e histórico en las universidades, en las diversas profesiones de la salud mental y en la práctica profesional misma.El Psicólogo está comprometido con la exploración, comprensión e intervención de la mente humana y de las fuerzas que residen en las profundidades de nuestra “alma”, por ello entender su complejo funcionamiento nos permitirá lidiar mejor con ellas y construir una visión profunda del hombre y la conducta humana.
Sigmund Freud pagó caro su máxima creación, ya que los intelectuales de aquella época no creían en sus postulados y hechos propuestos e incluso consideraron inaceptables sus teorías al plantear un lado oscuro y complejo del ser humano, y es tal vez la causa por la cual se ha ganado las críticas más severas del campo de la salud mental. Quizás también por ello, el mismo Freud en algún momento afirmo que su teoría había sido la tercera gran humillación de la humanidad: la primera fue ejecutada por Galileo al afirmar que la tierra no era el centro del universo, la segunda descrita por Darwin al afirmar que los seres humanos proveníamos de especies inferiores y no éramos el culmen de la creación y la tercera haberse enterado a través de los escritos de Freud que los hombres no eran siquiera dueños de su mente, sino que estamos dominados por una región absolutamente inconsciente.
En la disciplina psicológica se conoce a Sigmund Freud con el pseudónimo de “arqueólogo de la mente” ya que constituyó el primer explorador de las regiones más profundas de la mente y personalidad humanas. Descubrió hechos importantes sobre el papel del inconsciente y la influencia de los instintos en la vida psíquica. Es interesante observar como a partir de Freud, una gran cantidad de conceptos psicoanalíticos han pasado a formar parte de nuestro lenguaje técnico en psicología e incluso del lenguaje común y corriente de personas que no tienen formación en el área de la salud mental, tales como: actos fallidos, complejo de Edipo, libido, yo, ello, superyó, inconsciente, represión, defensas, transferencia, contratransferencia, pulsión, castración y una infinidad de alud conceptual sobre la vida interna de las personas.
En la vida cotidiana, las personas “juegan” a ser psicólogos y elaboran explicaciones sobre los motivos de la conducta tan irreverentes que me hacen pensar que estoy viviendo en el país de Narnia -como en la película- en donde hasta los “animales” hablan. Quizás te parezca una burla innecesaria pero la analogía resulta necesaria al hablar de Sigmund Freud, ya que se trata de una “Psicología profunda” que va más allá de una metodología para aliviar los síntomas de los pacientes neuróticos, sino mas bien de un modelo que parte de la hipótesis que en la mente existe un sector de naturaleza inconsciente.
Los primeros indicios del inconsciente
Una vez que Freud concluyó la carrera de medicina, obtuvo una beca y viajó a París a estudiar con un neurólogo de enorme renombre, el Dr. Jean Martin Charcot, quién era bien conocido por el uso de la hipnosis en el tratamiento de la histeria, particularmente en pacientes femeninas sin enfermedad orgánica. Es necesario subrayar que la relación de Freud con Charcot resultó fundamental para la construcción de la teoría psicoanalítica y en particular en la construcción del concepto de “lo inconsciente”. Ward y Zarate (2002) explican que mediante sus observaciones y prácticas clínicas, Freud descubrió que era probable que los síntomas histéricos pudieran ser producidos y desplazados por hipnosis, sin la intervención consciente del enfermo, entonces éste poseía una información de la que no era consciente pero que modificaba su conducta hacia la misma enfermedad mental.
Así, por ejemplo, Freud empezó a observar pacientes que si bien padecían de una parálisis en ciertas partes de su cuerpo sin ningún tipo de daño anatómico. Una vez, que los médicos y neurólogos lo exploraban y descartaban una causa orgánica quedaban impresionados pues no podía explicarse la inmovilidad de dichas zonas del cuerpo. Al respecto, Freud relacionó el origen del síntoma con un “retorno de lo reprimido”. (Mira, Ruíz y Gallano, 2007). Freud estableció una hipótesis aventurada; la inmovilidad de tales miembros corporales guarda relación simbólica con haber tocado o deseado tocar algo que no estaba permitido.
Ahora bien, entre los propios psicoanalistas no existe consenso respecto al concepto de inconsciente, mas bien prefieren explicarlo como una dimensión de la vida mental, radicalmente diferente de la conciencia aunque vinculada con ella. Quizás una forma práctica de entender el inconsciente es a través de la analogía de la linterna y la luz que proyecta. Si observas un foco cuando está prendido tiene un haz de luz con luminosidad central y una zona de progresiva oscuridad hacia los bordes de esa circunferencia de luz. Desde el punto de vista psíquico, la zona central de la luz estaría representada por la conciencia, mientras que la región de progresiva degradación lumínica se identificaría con el inconsciente.
En el ejemplo, aunque el foco tenga una gran potencia, resulta claro que su luminosidad no lo abarca todo y que el segmento más grande esta formado por el inconsciente. Al respecto Freud, explicaría que precisamente esta dimensión inconsciente es el lugar donde se encuentran nuestros traumas, impulsos, instintos, motivaciones, deseos, compulsiones, negaciones, resistencias, represiones y vivencias críticas de nuestro desarrollo de la personalidad y que sus manifestaciones solo son observables de forma disfrazada.
Conclusión
Vale la pena concluir mencionando que la validez científica o estatuto epistemológico del psicoanálisis es muy cuestionable, pues aunque Freud asumía su doctrina como una ciencia -como lo afirma en numerosas declaraciones de sus obras- parecía no conceder mayor importancia a la validación experimental de sus hipótesis, requisito esencial de cualquier saber “científico”. Valdría la pena también que consideres reflexionar y evaluar si el psicoanálisis realmente cuenta con validación empírica, si es viable refutarla y si los psicoanalistas toleran la crítica argumentada y no se valen solo de la invalidación de sus críticos mediante descalificaciones viscerales o diseñando una interpretación de cómo o por qué el oponente llegó a sostener tal idea.
Referencias
- Campbell, J. (1972). El héroe de las mil caras. México, DF: Fondo de Cultura Económica.
- Freud, S. (1988). Estudio sobre la histeria y otros ensayos. Madrid, España: Hyspamérica.
- Mira, V., Ruíz, P., Gallano, C. (2007). Conceptos freudianos. Madrid: España.
- Ward, I., Zarate, O. (2002). Psicoanálisis para principiantes. Buenos Aires, Argentina: era Naciente.
Héctor Cerezo Huerta:
Doctor en Psicología Educativa y del Desarrollo por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Instructor de Educación Continua de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala, UNAM. Profesor de Cátedra de la División de Profesional y Posgrado del Departamento de Estudios Humanísticos y Formación Ética del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla. [email protected] y http://docenciaydocentes.blogspot.com