Filamento G49 de la Vía Láctea visto por Herschel- ESA/Herschel/PACS/SPIRE/Ke Wang et al 2015

Filamento G49 de la Vía Láctea visto por Herschel- ESA/Herschel/PACS/SPIRE/Ke Wang et al 2015


Estas tres nuevas imágenes que muestran gigantes filamentos de gas y polvo, obtenidas por el telescopio espacial de la ESA Herschel, revelan cómo está distribuida la materia a lo largo de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

 

Filamento G49 de la Vía Láctea visto por Herschel- ESA:Herschel:PACS:SPIRE:Ke Wang et. al 2015

 

 Filamento G47

Hebras largas y ligeras emergen de una mezcla de material de complejas formas, a medida que el gas y el polvo se vuelven más densos y se enfrían. Dos de estas hebras incluso muestran una ‘cabeza’, una acumulación más brillante de material en su extremo.

Estos filamentos están entre los más llamativos jamás observados en nuestra galaxia. Su masa es miles de veces -o incluso decenas de miles de veces- mayor que la de nuestro Sol. Miden más de 100 años luz de largo, y tienen como mucho 10 años luz de ancho. E incluso a estas vastas escalas reproducen la distribución de materia, en forma de filamentos, que Herschel ha observado en detalle en las regiones más cercanas de formación estelar, en la Vía Láctea.

Si bien el polvo es solo un ingrediente menor en esta mezcla cósmica, es muy brillante en el infrarrojo lejano y en las longitudes de onda submilimétricas en que observa Herschel. Esto ha permitido a los astrónomos observar por primera vez las partes más frías y densas de esta maraña de material, que se aprecian en rojo y azul en estas imágenes en falso color.

Filamento G64 visto por Herschel- ESA:Herschel:PACS:SPIRE:Ke Wang et al 2015
Filamento G64, visto por Herschel
Los filamentos están salpicados de grumos más brillanters: se trata de incubadoras cósmicas, donde cobran forma las semillas de nuevas estrellas. El resplandor azul y violeta en los filamentos muestra acumulaciones de material más caliente, incendiado por la radiación emitida por las estrellas recién nacidas.

Antes de Herschel se conocían solo dos filamentos gigantes como estos, pero ahora se han descubierto varios más abriéndose camino a través de los brazos espirales de la Vía Láctea. Creen que son las primeras estructuras que se forman cuando el material interestelar se reúne, un primer paso que llevará en un futuro a la formación de nuevas estrellas.

 

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