Alison Crowther procesando sedimentos arqueológicos para recuperar los restos de plantas en Pemba, África oriental. / Mark Horton, Universidad de Bristol, Reino Unido

Alison Crowther procesando sedimentos arqueológicos para recuperar los restos de plantas en Pemba, África oriental. / Mark Horton, Universidad de Bristol, Reino Unido


Un equipo internacional de investigadores ha identificado una antigua cosecha de hace más de mil años en Madagascar, formada por especies asiáticas de arroz y frijol mungo (Vigna radiata). Esta es la primera evidencia arqueológica de que los colonos del sur de Asia probablemente colonizaron la isla y esto explicaría el origen malayo-polinesio de la lengua malgache.

“Los habitantes del sudeste asiático trajeron cultivos de su tierra que crecieron, y subsistieron de ellos al llegar a África", dice Nicole Boivin

La autora principal, Nicole Boivin, de la Escuela de Arqueología de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y directora del departamento de Arqueología en el Instituto Max Planck explica: “Los habitantes del sudeste asiático trajeron cultivos de su tierra que crecieron, y subsistieron de ellos al llegar a África. Esto significa que podemos proporcionar los restos de cultivos como prueba de información sobre materiales reales en la historia de la isla”.

La investigación genética ha confirmado que los habitantes de Madagascar comparten ascendencia con malasios, polinesios, y otros hablantes de las lenguas clasificadas austronesias. Los resultados se publican en la revista PNAS.

“Existen muchas cosas que aún no entendemos sobre el pasado de Madagascar –añade Boivin–, pero lo que es interesante es que por fin hemos encontrado una manera de arrojar luz sobre un misterioso asentamiento del sudeste asiático en la isla y que se distingue de los asentamientos africanos del continente, que también sabemos que existieron”.

Hasta ahora, no existía evidencia arqueológica de la colonización austronesia

Hasta ahora, no existía evidencia arqueológica de la colonización austronesia. El equipo fue capaz de identificar especies de cerca de 2.500 restos antiguos de plantas obtenidos de sus excavaciones en 18 yacimientos distintos de Madagascar, en las islas vecinas y en la costa de África oriental.

La sorprendente influencia asiática en las Comoras

Su trabajo consistió en examinar los residuos obtenidos a partir de los sedimentos en las capas arqueológicas, utilizando un sistema de tamices y agua. Así se pudo analizar si los primeros cultivos crecían en estos yacimientos eran cultivos africanos o fueron introducidos desde otro lugar.

Los científicos encontraron ambos tipos de cultivos, pero observaron un patrón distinto: los cultivos africanos se concentraban principalmente en el continente y las islas más cercanas al continente. En Madagascar, por el contrario, la subsistencia temprana se centró en los cultivos que provenían de Asia. Los datos sugirieron una introducción de estos cultivos, tanto a Madagascar como a las Islas Comoras vecinas durante el siglo VIII y siglo X.

Por lo tanto, los análisis también sugieren que los habitantes del sudeste asiático colonizaron no solo Madagascar, sino también las cercanas islas Comoras. Por el contrario, los cultivos identificados en la costa de África oriental y las islas cercanas a la costa, como Zanzíbar eran principalmente de especies africanas como el sorgo, el mijo perla (Pennisetum glaucum) y del baobab.

La influencia del sudeste asiático en las islas Comoras cogió por sorpresa a los científicos

La influencia del sudeste asiático en las islas Comoras cogió por sorpresa a los científicos. «Después de todo, la gente en las Comoras hablan idiomas africanos y no parece que tengan ascendencia del sudeste asiático como las poblaciones de Madagascar. Lo más sorprendente para nosotros fue el marcado contraste que surgió entre los cultivos de la costa de África oriental y las islas del litoral frente a los de Madagascar, pero también de las Comoras”, dice Alison Crowther, de la Universidad de Queensland (Australia) y coautora del trabajo.

“Este hecho es muy emocionante, y pone de relieve lo mucho que todavía tenemos que aprender sobre esta fascinante migración”, concluye Boivin.

Referencia bibliográfica:

Alison Crowthera et al. “Ancient crops provide first archaeological signature of the westward Austronesian expansion” PNAS 30 de mayo de 2016. www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1522714113 

Los comentarios están cerrados.